¿Cuál era el plan de las tres semanas que no se han podido celebrar en el Capítulo General?
Ciertamente tuvimos que dar por finalizado (no solo interrumpir) el Capítulo General tres semanas antes a causa del coronavirus y en obediencia a la normativa emanada del Gobierno de Italia. Como intuíamos que algo así podría suceder, en su momento decidimos adelantar una semana el discernimiento y la elección del rector mayor y todo su Consejo General. Eso lo hicimos en la cuarta semana y al final de la misma iniciamos la diáspora. Eran viajes difíciles, y de hecho todavía están en Valdocco (Turín) 46 miembros del Capítulo General que no han podido viajar a sus respectivos países.
El trabajo que nos quedaba era fundamentalmente el de la discusión en aula y la corrección y votación del contenido reflexionado las tres semanas precedentes y que daría lugar al documento capitular. Eso no se pudo hacer y por lo tanto no disponemos de un documento capitular aprobado en sesión plenaria, pero sí amplias reflexiones y deliberaciones que el Rector Mayor con su Consejo tomarán como línea de trabajo y que harán llegar en breve, cuando podamos reunirnos como consejo por primera vez, a todo el mundo salesiano.
Han consultado a todos los jóvenes salesianos del mundo, ¿qué os han transmitido? ¿Qué le piden los jóvenes a la congregación?
Sí, es cierto. Este ha sido un Capítulo General Salesiano en el que en los dos años de preparación hemos llevado a cabo dos significativas consultas. Una, en relación con la formación de los salesianos jóvenes. Y en ella hemos dado la palabra a 3.670 jóvenes salesianos que están en sus primeros años de profesión religiosa. Y nos han dicho tantas cosas interesantísimas acerca de cómo se ven, y qué piensan como jóvenes (ciertamente jóvenes consagrados salesianos, pero jóvenes como sus coetáneos). Las otras consultas han sido a jóvenes de miles de presencias en el mundo.
Finalmente, un grupo de jóvenes de los cinco continentes han podido acompañarnos durante un tiempo en Valdocco. Su presencia transmitía frescura, vitalidad, alegría. Y ellos han sido muy contundentes y claros en su mensaje. Nos han dicho que nos quieren. Que quieren a los salesianos y que nos quieren también a su lado en el camino de la vida. Nos han pedido que los acompañemos en los años en los que más nos necesitan. Nos han dicho que nos dejemos querer por ellos. Nos han pedido que seamos amigos, hermanos de ellos y siempre padres porque, así de contundentes han sido, «muchos jóvenes del mundo tenemos mucha falta de padres. Nos falta experiencia de paternidad». Y, por último, con emoción en tantos momentos nos han dicho: «Os necesitamos sobre todo para que nos mostréis y digáis una y mil veces que Dios nos Ama».