El “Papa de Don Bosco Santo”, como sacerdote joven, tuvo la dicha de sentarse a la mesa con Don Bosco y conocer el Oratorio que había fundado. Conocía al detalle la gran obra que realizaba por los muchachos pobres y abandonados. Es por ello que no dudó ni un solo instante en promover el proceso de Canonización de su amigo Don Bosco, ni de los hijos espirituales, por ello cabe destacar que fue el impulsor de la causa de Beatificación de Domingo Savio.
El P. Eugenio Ceria recordaba con ilusión el día de la Canonización de Don Bosco y sus escritos son un poema al Santo de los jóvenes. “Raras veces, quizás nunca, contempló la Basílica Vaticana una alegría pascual tan nueva, tan fresca, tan inesperada como en la Pascua de 1934. Con aquella Pascua se cerraba el jubileo de la Redención y se celebraba la santidad de un apóstol que había llevado los beneficios de la Redención a infinidad de almas”.
Y continuaba el poema de amor - “Desde el amanecer se dirigía hacia San Pedro una multitud cosmopolita desde todas las partes de la Urbe. A las seis se abrió el paso, a través de las barreras de los guardias que vigilaban los accesos, contenían las impaciencias y lograban que se pudieran controlar los billetes de entrada; a las siete y tres cuartos ya habían penetrado en el templo las sesenta mil personas de que es capaz. Otras cien mil, al menos, quedarían fuera. ¡Un espectáculo único en el mundo! Gente de toda condición, sexo y edad, sacerdotes, clérigos, religiosos, religiosas, estudiantes, profesionales, obreros, señoras elegantes y mujeres sencillas del pueblo, con extraordinaria diferencia de aspectos, de modos de vestir, de lenguas, se apretujaban bajo las bóvedas de la basílica y en la plaza más grande del mundo, unidos en un solo sentir con Don Bosco y con Pío XI”.
Escribiría posteriormente el Rector Mayor de aquel entonces Don Pedro Ricaldone: “Ciudad del Vaticano, primero de abril, a las diez y cuarto. Aleluya. El Vicario de Cristo acaba de proclamar Santo a don Bosco. Que él bendiga a Turín, a Italia, al mundo”.
La canonización de Don Bosco invita irresistiblemente a los educadores de hoy a la validez perenne del sistema preventivo, basado en la razón, la religión y la “amorevolezza”, y destinado a la edificación del honesto ciudadano y del buen cristiano: un sistema educativo verificado, en poco más de un siglo, por una legión de campeones de la santidad juvenil como Domingo Savio, Laura Vicuña, Ceferino Namuncurá, los cinco jóvenes mártires de Poznań, Alberto Marvelli, los jóvenes mártires españoles... y todos los jóvenes que vendrán en el futuro cercano y lejano, “porque nuestra Congregación tiene más futuro que pasado”, como lo afirma el Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime.