Durante mucho tiempo la economía de esta pequeña ciudad ha podido contar con una única fuente de ingresos, las minas de las que se extraen los recursos minerales, como el wolframio, que forman parte de los componentes de muchos dispositivos tecnológicos que utilizamos diariamente como los televisores y los teléfonos móviles.
Con el fin de buscar otras oportunidades de trabajo y hacer el pueblo más autónomo, Don Chiesa ha hipotizando volver a poner en funcionamiento una antigua central hidroeléctrica abandonada por el Estado. Hoy este sueño se ha hecho realidad y da trabajo a varias personas. Y como los sueños no tienen límites, la central ha crecido y hoy es una obra de excelencia que provee de energía a la misión, al pueblo y que permite vender el excedente de producción al propio Estado boliviano.
Ahora se está completando el último tramo de la red hidroeléctrica, gracias a la tenacidad de este salesiano que ha dedicado su vida a estas personas, adquiriendo las muchas habilidades necesarias para llevar a cabo un proyecto tan increíble que sólo una persona con una fuerza de voluntad excepcional podría concebir.
Las dificultades, de hecho, siguen siendo muchas. En una carta reciente, Don Chiesa explicó cómo la construcción de un túnel procede por un lado "contra el agua que nos inunda y que tenemos que bombear con dificultad", y por otro procediendo "cuesta arriba con unos 50 grados de inclinación... y con el continuo riesgo que caigan rocas".
Mientras tanto, ya se ha establecido un campamento con cocina, baños y dormitorios para los trabajadores, que también están dedicados al mantenimiento de las máquinas y camiones, ya que algunos vehículos - como una excavadora con 25 años de servicio - siempre presenta nuevos problemas.
Para mayor información, visitar el sitio: www.missionidonbosco.org