¿Cómo recibió la noticia de su nueva obediencia?
Un domingo de carnaval, me llamó el Nuncio y me comunicó la noticia de que el Papa me había nombrado Arzobispo de Quito. Realmente me sorprendí, porque no me lo esperaba. Yo estaba convencido de que seguiría en Loja, una Diócesis a la que amo y a la que me he entregado con pasión, que la he recorrido entera; una tierra maravillosa con la presencia de la Virgen del Cisne. Me sorprendí mucho y estoy convencido que uno tiene que estar abierto a las sorpresas de Dios, como nos pide el Papa Francisco. No podía creerlo en ese momento, pero recibí la noticia con mucha humildad. En la tarde de ese día llamé a mi confesor y al Padre le pedí que viniera, necesitaba hablar urgente con él y me confesé esa tarde. Y quise quitar de mí cualquier indicio de vanidad, de orgullo o soberbia que pudiera haber en mi corazón, quise ser humilde al recibir esta nueva misión y ponerme en las manos de Dios.
¿Cuál es la frase o cita bíblica que guía y guiará su labor pastoral?
La misma que es el lema de mi Episcopado: “Os haré pescadores de hombres”, creo que el Señor una vez más me pide levantar las redes como me pidió hace cinco años, levantar las redes de la barca salesiana para echarlas en un mar grande que es Quito y pescar confiando en Él. En tu nombre Señor echaré las redes.
¿Cómo llevara el carisma salesiano en esta nueva obediencia?
Yo creo que el carisma uno lo vive, va con uno, y creo que el carisma salesiano es la riqueza que puedo aportar a la Arquidiócesis de Quito en esta misión pastoral. Me gusta mucho la frase del cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga que dice: por obediencia soy Obispo, por vocación soy salesiano, y ese carisma salesiano lo llevaré en todo lo que haga, en la alegría, en la cercanía, en la preferencia a los jóvenes. También velando por la educación y apostando por el reto educativo que es inmenso en la Arquidiócesis de Quito.
El Papa pide una Iglesia en salida, ¿cómo plasmará este pedido en la Arquidiócesis de Quito?
La primera línea pastoral mía como Obispo es precisamente una Iglesia en salida; he vivido estos cinco años en Loja saliendo… Yo comenzaré por el sur, pero en todos los lugares hay situaciones duras que hay que saber acercarse. Tendrán un Arzobispo que no estará todo el tiempo en su despacho sino que estará llegando a las parroquias. Una de las mejores experiencias que tengo en Loja son las visitas pastorales a las parroquias, tres días donde conocía con detenimiento, me acercaba a la gente y me dejaba querer por ellos. Eso también es parte de mi vida salesiana.
¿Cuáles son los retos de la Iglesia del Ecuador?
La defensa de la vida es uno de los grandes retos que tiene la Iglesia, siempre hablar con la verdad; creo que también un desafío para el Arzobispo de Quito es ser una voz en esta ciudad. Durante una conferencia de prensa en Loja decía: querré ser profeta porque como profeta deberé saber anunciar pero también denunciar. Entonces la Iglesia tiene ese desafío de ser profeta en esta sociedad ecuatoriana.
Desde su perspectiva, ¿cuál debe ser el perfil del salesiano hoy?
Considero que debe ser un salesiano que sabe mirar los tiempos, que sabe amar a los jóvenes, que sabe entregarse por los jóvenes, que sabe confiar en los jóvenes plenamente; un salesiano que hace vida con los jóvenes, no un salesiano distante sino un salesiano cercano, para mí la cercanía siempre marcó mi vida y marcó mi Episcopado, cuando yo llegué a Loja dije una frase de Don Bosco: la cercanía engendra afecto, el afecto engendra confianza y la confianza abre los corazones, si no se está cercano, los jóvenes están lejanos.
Un mensaje para sus hermanos de la Congregación Salesiana…
Aquí está un hermano de ellos, un hermano que quiere servir a todos, un hermano que sigue siendo hermano, que se siente siempre hermano porque lleva en su corazón la alegría de la vocación salesiana. Les pido que no me dejen solo, les pido que me apoyen, les pido cercanía, poder saber que tengo unos hermanos con quienes compartir y con unos hermanos con los que puedo trabajar.