A la espera de los textos definitivos de las cinco Deliberaciones surgidas del trabajo de las Comisiones – que podían ser enmendadas hasta las 18:00 – la asamblea tuvo la oportunidad de volver a leer juntos los documentos y de evaluar de manera informal el grado de consenso compartido sobre las formulaciones propuestas. Este proceso no solo permitió a los capitulares examinar con atención los textos, sino también medir el nivel de aprobación de las ideas que los sustentan, haciendo el trabajo más participativo y transparente.

Durante la sesión, el presidente del Capítulo, don Stefano Martoglio, invitó al don Pier Fausto Frisoli a ofrecer aclaraciones sobre el número total de votantes. De los 227 capitulares presentes, 7 no tienen derecho a voto, mientras que los 4 ausentes de ayer (por diversas razones) no incidían en el total. Don Frisoli reiteró que cada capitular se expresa en nombre de su inspectoría, subrayando la importancia de un compromiso moral en participar activamente en el proceso de toma de decisiones. Como testimonio de este espíritu de responsabilidad, la primera votación informal registró el 100% de participación por parte de los que tenían derecho a voto.

Las cinco Deliberaciones en examen han recibido un consenso significativo de la asamblea, aunque alrededor del 16% de los votantes expresó inquietudes sobre ciertos puntos. Esto impulsó a los capitulares a formular propuestas de mejora, dejando margen a ulteriores reflexiones. La Secretaría General tendrá la tarea, durante el fin de semana, de integrar las enmiendas propuestas, mientras que muchos capitulares participarán en un viaje cultural a Savona y Alassio.

Un momento particularmente significativo de la jornada fue la intervención de don Pascual Chávez, llamado a recorrer algunas etapas fundamentales de la Congregación en las décadas siguientes al Concilio Vaticano II. El ex Rector Mayor sintetizó los contenidos y los desafíos afrontados durante los Capítulos Generales 23, 24 y 25, subrayando cómo los salesianos han sabido mantenerse fieles al corazón de su carisma, incluso en un contexto de profundas transformaciones culturales y geopolíticas.

Don Chávez recordó que el CG23 había centrado su atención en la educación de los jóvenes en la fe, identificando una espiritualidad juvenil específica, reforzada por la celebración del centenario de la muerte de Don Bosco, evento que confirmó la atención de la Iglesia hacia las nuevas generaciones.

El CG24, por su parte, marcó un cambio en la consideración de los laicos en la Iglesia y en la misión salesiana. “Veintiún laicos estuvieron presentes y participaron en el Capítulo durante toda su duración”, recordó don Chávez, subrayando que su participación no debía ser vista como una simple colaboración, sino como una verdadera corresponsabilidad en la vida salesiana.

Finalmente, el CG25 centró la atención en la fraternidad dentro de las comunidades salesianas, buscando superar “la dicotomía entre la necesidad de comunión y la saturación de la vida comunitaria”, una condición que a menudo llevaba a la soledad de muchos hermanos.

La mañana concluyó con la celebración eucarística presidida por don Bosco Zaya Aung, Superior de la Visitaduría de Myanmar. Durante la liturgia, que se celebró en el contexto del primer viernes de Cuaresma, se ofreció una oración por la población de Myanmar y de todos los países afectados por conflictos armados. La situación en Myanmar sigue siendo dramática: desde el golpe de Estado militar de hace cuatro años, el país está devastado por una guerra civil que ha causado más de 55.000 víctimas y 3 millones de desplazados.

Los capitulares procedentes de territorios marcados por conflictos son testigos directos de los sufrimientos que afligen a sus poblaciones, y el momento de oración representó una ocasión para encomendar al Señor las esperanzas de paz y justicia.

La jornada del 8 de marzo representó un paso importante de transición para el CG29, uniendo momentos de reflexión y participación práctica. A través del trabajo sinodal, los capitulares continúan construyendo un camino de claridad y corresponsabilidad, conscientes de que cada decisión tomada contribuirá a moldear el futuro de la Congregación. El camino prosigue con confianza, iluminado por el carisma de Don Bosco y por la misión de responder a las necesidades de los jóvenes de todo el mundo.

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