Los Salesianos de Don Bosco son una congregación religiosa masculina, involucrada activamente en numerosas actividades educativas, pastorales y sociales, como escuelas, colegios, universidades, centros juveniles, escuelas técnicas, parroquias, centros de asistencia social, orfanatos, centros para jóvenes en situación de calle, centros de empoderamiento rural, actividades de desarrollo femenino, centros de excelencia, etc., llegando a miles y miles de jóvenes necesitados en todo el mundo.
Los Hijos de Don Bosco son hoy una gran presencia global en 138 países: En 44 países de la región África Madagascar; En 6 países de la región Asia del Sur; En 22 países de la región Asia del Este y Oceanía; En 18 países de la región Interamérica; En 5 países de la región América del Cono Sur; En 17 países de la región Mediterránea; Y en 26 países de la región Europa Central y del Norte.
Es realmente un gran milagro pensar cómo este niño campesino huérfano de padre, proveniente de un contexto tan pobre y humilde, logró dar vida a obras tan grandes que hoy benefician a toda la humanidad. ¿Cómo fue posible?
Debió haber una gracia divina extraordinaria que asistió a Don Bosco. Había algo innato en él, un carisma espléndido que floreció y comenzó a difundir su perfume.
Él tenía realmente una personalidad atrayente, una fuerza irresistible que lograba penetrar el corazón de cada persona que encontraba. Piensen en cualquier buena cualidad y la verán personificada en él. Don Bosco era sin duda un compendio de virtudes, habilidades, talentos y gracia divina. Sentir la presencia de este extraordinario santo con sus magníficas cualidades es la mejor manera de comprenderlo.
Era un hombre de Dios, capaz de ofrecer verdaderamente el amor, la misericordia y la fuerza de Dios. Sabía cómo mantener esa unión con Dios, a pesar de su trabajo frenético, manteniendo siempre su cercanía a Él.
Don Bosco era un apóstol celoso, que aprovechaba incansablemente cada oportunidad para ganar almas para Dios; dondequiera que se encontrara, su único deseo era: "Da mihi animas, caetera tolle - Dame almas, llevate el resto".
Don Bosco era un gran místico y contemplativo, extrayendo fuerza de quien era su única inspiración.
Era un hombre de milagros. La madre celestial, María Auxiliadora, manifestó su especial benevolencia en todas las obras de Don Bosco y lo hizo todo por él. Cada milagro de Don Bosco llevaba en sí la mano de María Auxiliadora.
Era un trabajador incansable, que se dedicaba sin descanso a la actividad altruista, dedicando totalmente su vida a la misión.
Este amigo de la juventud también era un maravilloso músico, capaz de cantar, sentir, enseñar música y convertirla en un medio para alabar a Dios. Su banda era muy apreciada por personas de todos los estratos sociales.
Era un malabarista y un mago, capaz de atraer a los jóvenes y guiarlos hacia Dios.
Era un excelente deportista, un atleta sin igual que consideraba el deporte como un elemento esencial de su sistema educativo.
Don Bosco era un prolífico escritor, un periodista que sabía escribir y comunicar eficientemente sus ideas, combatir las herejías y promover los valores a través de una buena literatura.
Era un maravilloso predicador y un orador inspirado, que conocía el poder de la comunicación; la gente acudía a escucharlo porque sentía la presencia de Dios en cada palabra que pronunciaba.
Era un diplomático y estadista, capaz de ser cordial con todos los funcionarios gubernamentales y de resultar convincente y creíble.
Siendo un maestro consejero, sabía aconsejar y consolar, guiar y dirigir a todos en el camino de la santidad y la verdad.
Era una persona cariñosa, capaz de conquistar el corazón de miles de jóvenes. Cada chico que lo encontraba sentía que era amado y cuidado de manera especial por él.
Era un pedagogo, un maestro de la educación que, a través de su sistema preventivo de razón, religión y amor, lograba hacer que su sistema educativo fuera muy humano, espiritual, científico e integral.
Era un psicólogo, capaz de comprender las mentes y los corazones de los jóvenes y de captar sus necesidades.
Era un dramaturgo, capaz de popularizar el teatro y el arte para formar las jóvenes mentes y comunicar el mensaje de Dios.
Era una personalidad polifacética, un carpintero, un zapatero, un sastre, un tipógrafo, un hombre que había dominado todas las formas de oficios con humildad. Se dedicaba incansablemente a la enseñanza, a la instrucción y a la formación de las jóvenes generaciones para aprender un oficio que pudiera garantizarles un futuro.
Era un trabajador social, capaz de hacer que sus chicos contribuyeran a la sociedad en momentos de necesidad, ya fuera en casos de enfermedad, peste o pobreza. Defendía y luchaba por los derechos de sus chicos en todos los lugares donde trabajaban y en todas las situaciones en las que se encontraban.
Era un hombre que supo de la pobreza, una persona que nació, vivió y murió pobre. Su ssencillez, su vida frugal y su amor por los pobres nunca podrán ser olvidados.
Era una persona muy optimista, que nunca se dejaba abatir por las dificultades. Su confianza en la Divina Providencia le permitía no perder nunca el ánimo en ninguna situación difícil.
Era muy hábil en generar recursos, ya sea para una nueva basílica, para construir un nuevo edificio o para saldar deudas. Sabía cómo pedir, cómo mendigar y cómo conquistar a las personas para que lo ayudaran.
Tal era el poder de este extraordinario héroe, capaz de hacerse tan fascinante, tan espiritual, tan creíble y, sin embargo, tan simple, humano y humilde en su enfoque.
Una simple semilla que germinó humildemente en un pequeño pueblo de Italia, hoy ha extendido sus ramas en 138 países. Don Bosco es sin duda una palabra mágica que ha cambiado el rostro de la humanidad y la vida de cientos de miles de jóvenes.
El espíritu salesiano inculcado por Don Bosco está presente en cada aspecto de la vida, ya sea en la educación, la formación, el desarrollo, la evangelización, el deporte o los medios de comunicación.
Don Bosco sigue siendo el santo más fascinante y carismático que la humanidad haya producido y continúa siendo fuente de inspiración para las futuras generaciones. Su espíritu y su carisma siguen tocando y transformando a la humanidad. ¡Viva Don Bosco!