El padre García Morcuende se reunió personalmente con cada uno de sus hermanos, con quienes pudo dialogar sobre su situación personal, el ambiente de la comunidad y la casa en general. Además, compartió información sobre la Congregación y dirigió un momento de formación, presentando una reflexión sobre el salesiano educador-pastor en la Comunidad Educativo Pastoral.
La casa de formación cuenta con condiciones favorables para llevar adelante su función insustituible y privilegiada de primera iniciación a la vida religiosa salesiana, y desde la primera impresión es posible comprender la seriedad con la que se lleva a cabo esta experiencia “fundadora” de toda la vida salesiana. Los formadores tienen una conciencia clara del carácter específico de esta experiencia y están seriamente comprometidos a llevarla a cabo de la mejor manera. Se cuidan con esmero el estudio de las Constituciones – el segundo libro fundamental para estudiarse en el noviciado, después del Evangelio –, la vida litúrgica de la Iglesia, la oración personal y la fidelidad a la guía espiritual.
En el noviciado se promueve una formación integral, teniendo en cuenta todas las dimensiones de la persona, a través del diálogo entre la humanidad y la espiritualidad, sin descuidar ninguna: la relación con Dios, con los demás y consigo mismo. La adhesión al Señor y el don de sí deben adquirir cada vez más el carácter de totalidad.
En la práctica, cada noviciado, en cualquier Orden o Congregación religiosa, tiene en su centro la persona de Jesucristo, la relación orante con Él, la obra formadora del Espíritu Santo, el acompañamiento y el apoyo del Padre bueno en la figura del maestro y de la comunidad formativa. Las dificultades en el camino vocacional son una oportunidad para crecer en la integración entre la propia vocación y la vida cotidiana; para mirar y acoger el discernimiento, que es fruto de la fe en el Señor de la propia historia vocacional.
En este contexto, el Visitador Extraordinario también valoró positivamente el aporte de las ciencias humanas utilizadas en el noviciado: estas ofrecen una gran ayuda a la formación como función auxiliar de otros instrumentos para acompañar el entrelazamiento progresivo de las dinámicas humanas y espirituales.
El padre García Morcuende valoró positivamente la viva conciencia de la unidad de la vida religiosa-apostólica. El proyecto de vida de los salesianos incluye un ministerio carismático, que constituye un elemento tan importante como lo son los votos o la vida común, en la medida en que esta misión caracteriza a la Congregación y constituye su razón de ser en la Iglesia y en el mundo. En su opinión, toda la validez de la formación del novicio depende de un sano equilibrio de estos dos polos y de su articulación: el noviciado presupone el sentido de la consagración y el sentido de la propia misión, con igual fuerza y en una unidad vital y articulada.
Al término de la visita, el Consejero General para la Pastoral Juvenil ofreció algunas recomendaciones a los formadores, para que continúen ayudando a crecer en la fidelidad a la vocación y a la misión salesiana.