El segundo día comenzó con la celebración de la Eucaristía en las diferentes lenguas oficiales del Congreso. Siguió la conferencia «Fátima: historia y mensaje», presentada por el Padre Carlos Cabecinhas, Rector del Santuario de Fátima, desde 2011.
En su discurso, el Padre Carlos Cabecinhas exploró la importancia de las apariciones de Fátima en 1917, sus interpretaciones y su relevancia para la fe cristiana. Destacando que las mariofanias, como la de Fátima, son a menudo subestimadas por los teólogos, el Rector subrayó que, en realidad, conducen a lo esencial de la fe cristiana, reflejando el núcleo de la revelación divina.
Según el Padre Carlos Cabecinhas, el mensaje central de Fátima subraya la adoración a la Santísima Trinidad, la primacía de Dios, la urgencia de la conversión y el papel fundamental de la Eucaristía y de la Penitencia. A su vez, las apariciones subrayan también la dimensión mariana, centrada en el Corazón Inmaculado de María.
El Rector del Santuario de Fátima también dijo que el mensaje de Fátima es visto como una espiritualidad integral que llama a la centralidad de Dios y a la renovación de la fe en tiempos de indiferencia religiosa. «El mensaje de Fátima habla de Dios y es para nuestras vidas», concluyó.
Andrea Bozzolo, Rector de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, presentó el «Sueño de los nueve años» de Don Bosco como símbolo de la vocación y misión salesiana.
Para el ponente, la experiencia onírica de Don Bosco es vista como una revelación divina que modeló profundamente su vida y su misión. En el sueño, Don Bosco ve jóvenes en un gran patio, símbolo de la misión educativa que le sería confiada. La aparición de una figura cristológica y la presencia de María Auxiliadora revelan la necesidad de un enfoque «atento» y «orientador» hacia los jóvenes, subrayó el Padre Andrea Bozzolo.
«La misión de Don Bosco es una invitación a transformar lo imposible en posible, a través de la fe y la obediencia, revelando el carácter paradójico de la vocación divina, donde la luz de la verdad a menudo va acompañada de oscuridad e incertidumbre», explicó el ponente.
Por último, el Padre Andrea Bozzolo subrayó que la verdadera educación y la transformación deben producirse a través de la dulzura y la caridad, y no a través de la represión y el castigo. «El Sistema Preventivo de Don Bosco se inspira en este enfoque, reflejando la importancia de la dulzura y del amor en la formación de los jóvenes, principio central de la pedagogía salesiana y de la práctica cristiana», subrayó.
Testimonios de vida: la presencia constante de María
Al comienzo de la tarde, los trabajos se reanudaron con la puesta en común de algunos testimonios.
Maria Rita Scrimieri, cooperadora salesiana italiana, compartió la vida de la Beata Alexandrina da Costa. En sus palabras, la Beata Alexandrina da Costa es un «ejemplo de santidad» del siglo XX. Tras vivir profundas experiencias espirituales -especialmente después del accidente que la dejó paralítica-, Alexandrina aceptó su condición como voluntad de Dios, convirtiéndose en un «alma víctima» para la salvación de las almas. En 1933, se ofreció como víctima unida a Jesús Eucaristía y, a partir de 1935, pidió al Papa que consagrara el mundo al Inmaculado Corazón de María.
Tras experimentar visiones de la Pasión de Cristo, ayunó completamente hasta su muerte (durante trece años).
Beatificada en 2004, su vida testimonia la caridad y la profundidad espiritual de su colaboración con Cristo y María para la redención de la humanidad. «Alexandrina vivió para dar a conocer al mundo el amor de Dios y de María», subraya Maria Rita Scrimieri.
Maria Junifer Maliglig es miembro activo de ADMA en la Provincia Norte de Filipinas. Con la experiencia de una vida marcada por las dificultades, Junifer presentó un testimonio de esperanza, a través del cual mostró que con la ayuda de María es posible superar todos los retos y pruebas. «Siempre he experimentado el amor transformador de María en mi vida», concluyó.
Momentos de encuentro, oración y comunión
Por la tarde, los participantes visitaron algunos de los lugares más emblemáticos del Santuario de Fátima. Divididos en grupos lingüísticos, exploraron los principales lugares de devoción y espiritualidad.
También fue posible participar en el Vía Crucis, recorriendo el camino de Jesús hacia la Cruz. Este momento de oración y reflexión estuvo marcado por cantos, lecturas y meditaciones, que llevaron a los participantes a una profunda comunión con Cristo y su Madre, María.
La Adoración Eucarística, que tuvo lugar en la Basílica de la Santísima Trinidad, fue una invitación al silencio y a la contemplación. La Basílica se convirtió en un espacio de encuentro con Dios, durante el cual todos pudieron presentar sus intenciones y dar gracias por las gracias recibidas.
Celebración del arte y la fe
Al comienzo de la velada tuvo lugar la representación del musical «Hijos del Sí», que resalta la figura de Nuestra Señora y su valentía al aceptar la propuesta de Dios, dando generosamente su «sí». Un acto de amor y fe que cambió el rumbo de la humanidad.
«Hijos del Sí», una producción del grupo Art & Sal del Centro Juvenil Salesiano de Funchal, emocionó al público, recordando el papel crucial de María en la historia de la salvación.
La jornada terminó con las tradicionales Buenas Noches. En su discurso, la Hermana Chiara Cazzuola, Madre General de las Hijas de María Auxiliadora, destacó la importancia de la mirada como forma de «aceptar la realidad que nos rodea».
Animando a los presentes a continuar su camino de fe y servicio con valentía y entusiasmo, la Hermana Chiara dejó un reto a toda la Familia Salesiana: ser en la oscuridad un «reflejo de la luz eterna» que los jóvenes necesitan para «mirar con confianza hacia un futuro mejor».