UNHCR ha estimado que, a nivel global, a finales de 2023 más de 114 millones de personas han sido desplazadas por la fuerza: un número récord, impulsado por la guerra en Ucrania y otros conflictos en todo el mundo. La Agencia solicita a la comunidad global brindar a los refugiados más esperanza y oportunidades mientras están lejos de casa.
Como declaró UNHCR: “Incluir a los refugiados en las comunidades donde han encontrado seguridad es la manera más efectiva de ayudarles a recomenzar su vida y a contribuir a los países que los acogen: esto significa garantizar que los refugiados puedan solicitar empleo, inscribirse en la escuela y acceder a servicios como la vivienda y la atención sanitaria”. La inclusión, por tanto, abre el camino a soluciones a largo plazo para los refugiados y desplazados, permitiéndoles prosperar en un nuevo país o preparándolos para un retorno seguro a sus países de origen.
“Los salesianos proporcionan apoyo y servicios a los refugiados y desplazados internos cuyas vidas han sido afectadas por guerras, persecuciones, hambrunas y desastres naturales como inundaciones, sequías y terremotos - declaró el Padre Michael Conway, Director de Salesian Missions -. Además del apoyo directo a las necesidades básicas, los Salesianos aseguran a los refugiados y desplazados el acceso a la educación y la formación técnica, para que puedan encontrar trabajo en sus nuevas comunidades”.
Con motivo del Día Mundial del Refugiado 2024, Salesian Missions ilustra los programas activos en todo el mundo, destinados a proporcionar una educación y un apoyo que cambian la vida a los refugiados y desplazados internos en situaciones de dificultad.
Se trata de programas como el proyecto “Sunrise”, llevado a cabo por los Salesianos en Egipto desde 2014, para ayudar a los refugiados a adquirir las competencias necesarias para el empleo o el trabajo autónomo. Realizado gracias a la financiación de Salesian Missions, el proyecto ha mejorado los medios de subsistencia y la calidad de vida de más de tres mil refugiados del África subsahariana, yemeníes, sirios y egipcios vulnerables. El acompañamiento de aquellos que han recibido financiación de inicio durante tres años en el marco del proyecto ha revelado que más del 65% de las microempresas seguía operando después de doce meses. El 21% de los encuestados declaró que su ingreso se había vuelto suficiente para satisfacer las necesidades de la familia, mientras que el 17% afirmó tener suficientes ahorros.
El equipo del Proyecto “Sunrise” también ha desarrollado una red más amplia de colaboradores para fomentar mejores resultados para los aprendices. Entre estos, veinticuatro empresas y fábricas se han mostrado dispuestas a contratar a refugiados y a garantizar sus derechos. Este trabajo ha sido importante para garantizar a los aprendices unas prácticas y un empleo después de su formación.
Los misioneros salesianos de Prato, en Italia, apoyan a los refugiados afganos con el proyecto “Siamo con voi”, gracias al apoyo de la “Fondazione DON BOSCO NEL MONDO”. El proyecto prevé la acogida, la integración, la educación y el apoyo social para las familias afganas que llegan a Italia en busca de seguridad y de una nueva vida.
De gran significatividad es la historia de Mahdi y Tayeba Moshtaq y de sus hijos, Narges y Amir, refugiados afganos que han recibido el apoyo del proyecto. Después que los talibanes tomaron el control de Kabul, en agosto de 2021, toda la familia Moshtaq huyó de su país. Llegaron a Italia en enero de 2022 y fueron acogidos por el oratorio “Sant’Anna”, de Prato.
Tras completar los trámites para obtener el permiso de residencia, la tarjeta sanitaria y el estatus de refugiado, además de la certificación italiana de nivel A2 y el diploma de educación secundaria, Mahdi comenzó a trabajar en una cooperativa. Tayeba se ocupa de los niños. En marzo de 2023, Mahdi comenzó unas prácticas en una empresa de hilatura, que recientemente se transformaron en un contrato a tiempo indefinido.
En Palabek, en Uganda, el centro de reasentamiento para refugiados, activo desde 2016, alberga a casi setenta y dos mil refugiados y solicitantes de asilo, en su mayoría provenientes del Sudán del Sur, y donde el 60% de la población tiene menos de trece años. Fue oficialmente establecido para reducir la congestión de los campos de refugiados más grandes en la esquina noroccidental de Uganda.
Palabek no es el típico campo de refugiados africano, sino más bien un asentamiento donde conviven ugandeses del norte del país y recién llegados. El sitio ofrece un refugio seguro a muchas personas que han perdido sus hogares y seres queridos debido a conflictos, violencias y persecuciones. Aquí, los salesianos han establecido escuelas, un centro de formación profesional y una parroquia, han construido una iglesia y diecisiete capillas en los pueblos cercanos y han contribuido a la educación, la distribución de alimentos y el trabajo pastoral. Organizan deportes y actividades musicales para los jóvenes, y la educación sigue siendo siempre un objetivo primordial y una de las herramientas más eficaces que los jóvenes refugiados pueden utilizar para construir su futuro.
Fuente: Salesian Missions
