El Padre Owoudou pasó cuatro días completos, del 15 al 18 de marzo, visitando la obra de "Don Bosco - Ngangi", la segunda obra de la delegación AFC-EST por orden institucional, después de la obra "ITIG", también en Goma, que es sede de la Delegación, pero la más pastoralmente relevante, porque está llena de obras apostólicas: un centro de asistencia para niños en dificultades, el Centro de Formación Profesional, que también tiene un anexo para la Formación Agrícola, la escuela primaria, un oratorio festivo, un internado para los niños más pobres y también una pequeña capilla.

Además de todas las actividades, el centro de Ngangi también es un hermoso testimonio de colaboración entre varios grupos religiosos, todos comprometidos por el bien de la población atendida. En la obra residen los Salesianos de Don Bosco, las Hijas de María Auxiliadora y también las Hermanas Salvatorianas, y todas las comunidades cuidan de sus destinatarios respectivos, en comunión de intenciones, en armonía entre sí, pero también en respeto de los carismas específicos.

Hasta hace unas semanas, la presencia de "Don Bosco Shasha" también dependía de la obra de Ngangi, donde se llevaban a cabo cursos de formación agrícola, y donde ya se habían refugiado miles de personas que huían de las zonas de combate. Sin embargo, desde mediados de febrero, las milicias rebeldes llegaron allí, y tanto los desplazados como los tres salesianos que trabajaban allí tuvieron que abandonar sus hogares y seguir su camino de desplazados.

"Ahora en Goma hay alrededor de veintiséis mil personas, incluyendo muchos niños y niñas, provenientes de todas las áreas circundantes", cuenta el Padre Owoudou. "Algunos tienen hasta doce años, el más pequeño que vi el otro día tiene cinco días, y su madre murió durante el parto".

A los más pequeños, los salesianos les distribuyen una papilla de maíz, soja y sorgo que es realmente vital para muchos de ellos. "Además, gracias a un proyecto de ayuda fuertemente deseado y respaldado por el Rector Mayor, a través de la Procura Misionera Don Bosco Mission de Bonn, se entregan mensualmente a cada familia productos básicos para poder sobrevivir: un paquete de diez kilos de frijoles, un saco de harina, jabón, un litro y medio de aceite y medicamentos", continúa el Consejero Regional para África-Madagascar.

"Literalmente estábamos muertos, pero gracias a sus hermanos ahora tenemos la vida asegurada, aunque la incertidumbre persiste porque no se sabe cuánto durará el conflicto armado", testificó a Padre Owoudou una madre que vio a su hijo volver a correr después de que durante días estuvo en peligro de morir de inanición.

"He visto frente a mis ojos a muchos niños volver a correr felices, hermosos, llenos de esperanza, probablemente también porque son inconscientes de la pesadilla que están viviendo sus padres", comenta el salesiano.

Y justo durante el saludo de bienvenida en la obra, uno de los pequeños huéspedes del centro leyó un mensaje para el Padre Owoudou preparado por los propios niños, en el que se dijo: "Reverendo Padre, su presencia aquí es un signo de amor, un rayo de sol y de esperanza. Nosotros, los niños y los jóvenes víctimas de las guerras, que han cambiado para siempre nuestra condición, convirtiéndonos en niños separados de las familias, ahora estamos marginados y nos llaman 'mai bobo' (niños de la calle, abandonados, NdR)... Si no fuera por Don Bosco, ya estaríamos muertos. Por lo tanto, esta es una buena oportunidad para agradecerles, Salesianos de Don Bosco, por el apoyo, el amor y el apoyo hacia nosotros, niños y jóvenes en situaciones difíciles".

Hablando de su visita al centro de Ngangi, el Padre Owoudou concluye: "Muchas madres, muchas personas me dijeron que cuando regrese a Italia agradezca a Don Bosco por toda la ayuda... Tal vez querían decir gracias al Rector Mayor o tal vez algunos creían que Don Bosco todavía está vivo hoy. Por supuesto, Don Bosco está vivo en los salesianos que han permanecido junto a la población en cada circunstancia: en el sufrimiento en los campos, en la huida por la guerra... Me parece que esto es lo que el Rector Mayor llama 'sacramento salesiano de la presencia'".

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