¿Cómo sentiste el llamado de Dios en tu vida?
Sentí mi primer llamado a la vida religiosa a los trece años, pero fue hasta los veinte años que decidí escuchar la voz de Dios. Soy biólogo de profesión y fue precisamente durante mi período de estudios universitarios que percibí la llamada. Es decir, mientras cursaba mi licenciatura, inicié un proceso de discernimiento vocacional. Así ocurrió y en octubre de 2013, fui a vivir al internado “Casa Don Bosco” con los niños indígenas.
¿Cuál fue el camino que hiciste desde que decidiste escuchar a Dios?
Luego del internado en la Casa Don Bosco, me trasladaron a Irapuato para continuar mi formación. Luego, fui enviado a las misiones en el Centro Educativo Cultural Agropecuario Chinanteco en Oaxaca. Y el 24 de mayo de 2016 entregué mi carta de petición para entrar al prenoviciado, sin embargo; recibí una respuesta anticipada: “Tu caso es especial, eres el único aspirante que entrará, permítenos meditar sobre tu situación”. Y esperé, y esperé…
¿Y cuál fue la respuesta?
Pasaron los días y el 24 de junio me dijeron: “tu destino será Ecuador, un país salesianísimo”. Jamás pasó por mi mente el salir de mi país, pero así son los caminos del Señor. Al llegar al prenoviciado, me encontré con mi nueva comunidad, un ambiente de mucha alegría, confianza y de acogida muy familiar.
¿Qué sentimientos surgen en esta primera etapa de tu vida y cómo te sientes?
El 15 de agosto fue nuestra entrega como prenovicios. Las palabras de mi padrino fueron: “Deja que Jesús y María cambien tu mente y tu corazón”. Somos trece prenovicios, acompañados por dos hermanos coadjutores y dos sacerdotes, todos de diferentes partes del Ecuador y del mundo. Cuando le conté esto a mis padres ello me dijeron: “Hijo, recuerda que México significa ‘el ombligo de la Luna’, y el día de hoy estás en el ‘ombligo de la Tierra’.