¿Cuáles deberían ser las buenas prácticas educativas?
Educar en la responsabilidad y el espíritu crítico hacia lo digital. Sabemos que habitar lo digital condiciona nuestra forma de expresar ideas, de crear nuestra política de comunicación, de compartir información, de expresarnos, de ver el mundo y las realidades en las que vivimos. Esto requiere una gran responsabilidad para poder comunicar siempre, sin dominar, relacionarse sin controlar a las personas, expresarse sin la tentación del poder mundano.
Nos enfrentaremos así a desafíos como el individualismo y el relativismo. Malestares que toman la forma de autorreferencialidad, indiferencia, falta de respeto hacia la naturaleza, llegando a diversas formas de violencia. A veces, la comunicación digital, incluso de manera inconsciente, impulsa y conduce a situaciones de conflicto personal y grupal, llegando a formas de radicalismo. Esto nos puede llevar a una crisis de identidad en lo digital. Una especie de "mito de la caverna" de Platón en versión contemporánea. En lugar de ver sombras en la pared de una vida que ocurre en otro lugar, el prisionero está obligado no solo a observarse a sí mismo, sino también a ver a los demás que se muestran en las redes sociales. Una modalidad que puede transformarnos profundamente.
¿Cuál es la importancia, para la Familia Salesiana, de comprender la metodología digital en favor de la evangelización de los jóvenes, especialmente aquellos en situaciones socialmente vulnerables?
La Congregación Salesiana, en sus diversas áreas de intervención, se propone estar siempre a la vanguardia. Una actitud que a lo largo de los años nos ha llevado a la continua búsqueda de un diálogo entre fe y ciencia, Evangelio y cultura juvenil, Sistema Preventivo y mundo digital. Como educadores de los jóvenes, ciertamente hemos encontrado formas de responder a la gran transición de la comunicación hacia las tecnologías de la información, Internet y las redes sociales.
Junto con los laicos y educadores, queremos acercarnos a la realidad, escuchando a las nuevas generaciones, acompañando a los adolescentes en sus mundos sociales, encontrando nuevos lenguajes y métodos para educarlos en el amor, en el sentido de la vida y de la responsabilidad, en la construcción de su proyecto personal basado en los valores del Evangelio y del Sistema Preventivo.
¿Qué cualidades debemos "transferir" absolutamente a la generación táctil?
Las tecnologías de la información han transformado nuestra forma de pensar y actuar. Han influido en todas las actividades humanas: la forma de estudiar, trabajar, viajar, comprar, investigar, escuchar música... Lo digital está presente en casi todo lo que hacemos. Recientemente, hemos observado el impacto que la inteligencia artificial ha tenido, por ejemplo, en la medicina, la investigación científica, la creatividad y la economía.
Los grandes avances tecnológicos contribuyen, por un lado, al desarrollo humano, social y cultural; por otro lado, cuestionan a la persona. Nuestra seguridad y privacidad están en riesgo y la reflexión sobre la ética de la inteligencia artificial y la emergencia de la brecha digital se vuelve cada vez más urgente. Además, lo digital ha catapultado al ser humano a una nueva dimensión temporal y espacial, caracterizada por la instantaneidad y la interactividad. Esta dinámica ha planteado varios desafíos, como la importancia del diálogo en los diferentes contextos sociales y culturales; el cuidado de la salud psicosocial; la ética en la elaboración y transmisión de noticias, respetando a la persona y sus valores.
¿Qué "toque de queda digital" deberíamos inventar?
Diría: ¡responsabilidad personal y social! ¡Un espíritu crítico, profundo y atento hacia lo digital! Sic et simpliciter: ¡equilibrio! Una ciudadanía digital que permita a cada persona ser responsable para implementar a nivel comunitario, organizacional, de los grupos de la Iglesia, de los grupos sociales y artísticos, cuidando la gestión política a nivel micro y macro en cada nación. Lo digital es parte del bien común. Los ciudadanos de cada sociedad deben tener espacio, estructuras y leyes que les permitan participar en las políticas públicas, como por ejemplo, cooperar con actividades escolares, de salud, deportivas y artísticas.
¿Cómo se puede aplicar "razón, religión y amorosidad" a la generación táctil?
Primero, ¡confiar en los jóvenes! Ellos son los verdaderos protagonistas de lo digital.
En segundo lugar, no debemos tener miedo de lo digital, porque sigue siendo una gran oportunidad para educar y evangelizar, pero siempre requiere reflexión y discernimiento. Partiendo del Evangelio, es importante colocar la comunión fraterna en el centro de cualquier forma de comunicación, manteniendo una visión educativo-pastoral salesiana y una ética que asegure el respeto a la persona humana y a toda la comunidad.
En tercer lugar, para tener una relación saludable con lo digital, debemos poner a los jóvenes en el centro. El enfoque salesiano no puede reducirse al consejo banal y superficial que invita a descargar las aplicaciones de las redes sociales en el teléfono móvil o a convertirse en protagonistas de Instagram o Twitch. Siempre educar hacia la creatividad y la responsabilidad.
En cuarto lugar, es muy importante asumir más bien el enfoque del acompañamiento dinámico, que se traduce en "caminar al lado" de los jóvenes que viven gran parte de su vida con los ojos concentrados en la pantalla de sus teléfonos móviles. Más necesario, como diría Don Bosco, es saberse amados.
Sabemos que el mundo digital está destinado a crecer, a volverse más sofisticado y rápido, especialmente con la inteligencia artificial. La tecnología avanza al mismo ritmo que el progreso de la humanidad, desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la ciencia, del conocimiento, de los grandes descubrimientos, de su inmenso aporte a la educación, la salud, la democracia, la justicia y la paz.
Pero es responsabilidad de cada ciudadano y cristiano educarse éticamente para ser verdaderos protagonistas en el uso de la tecnología para el bienestar y la seguridad de sus hijos, de la familia, de la comunidad y de la sociedad en general.
