En la fecha en que se celebraba el 164° aniversario de la fundación de la Congregación, los salesianos y los laicos de la Sede Central, pero que actualmente se encuentran dispersos en varias comunidades y sedes provisionales de toda Roma debido a los trabajos de reestructuración que afectan al complejo del Sacro Cuore, se reunieron en la obra "Sacro Cuore" de Roma.

La actividad del día comenzó con un saludo de bienvenida por parte del Secretario del Economo General, el Padre Luís Otávio Botasso, quien coordinó los diferentes momentos, y del Padre Francesco Marcoccio, Director de la comunidad de la Sede Central.

Luego, el Hermano Muller tomó la palabra y, gracias a los contactos establecidos en virtud de su cargo con todos los salesianos del mundo y también a los viajes que realizó directamente en los últimos meses, ofreció una visión panorámica de la realidad actual y del compromiso de la Iglesia y la Congregación para mejorarla. En su intervención participativa, destacó tanto los grandes desafíos que afectan a toda la humanidad (guerras y violencias en diversas partes del mundo, pobreza, cambio climático, entre otros) como las razones de esperanza que provienen de muchas fuentes y que se cultivan en muchas realidades salesianas (compromiso eclesial y salesiano por la ecología integral, nuevas vocaciones de países en desarrollo, camino de la Congregación hacia un desarrollo sostenible, entre otros).

Luego, el Padre Marcoccio ofreció una sentida meditación sobre la Navidad, partiendo de la humanidad de la Sagrada Familia como conjunto de la maternidad de María, la filiación del Niño Jesús y la paternidad de San José. Con un lenguaje a la vez simple y sugerente, el Padre Marcoccio ofreció a todos los presentes luces para expresar nuevamente sus mejores cualidades hacia los demás, hacia sí mismos y hacia Dios.

Después de otro momento de meditación individual, a cargo del salesiano coadjutor Alberto Rodríguez Marmol, SDB, Tesorero de la Congregación, durante el cual también se ofreció la oportunidad de confesarse, el punto culminante del día fue la Eucaristía presidida en la Basílica del Sacro Cuore por el Cardenal Fernández Artime.

Durante la homilía, pronunciada de manera espontánea, el Cardenal destacó la disposición de María y San José al plan de Dios, haciendo hincapié especialmente en la dulzura y la mansedumbre de ambos, que contrasta con la lógica del poder y con las actitudes de violencia que a menudo caracterizan al mundo y a la información que nos rodea en la actualidad.

Luego, con un tono paternal, el Décimo Sucesor de Don Bosco recordó a los presentes la necesidad de comprometerse personalmente para rastrear el sentido y la raíz de la vida, para no vivir de manera pasiva y en un espíritu de mera espera.

Finalmente, recordó a todos la riqueza del verdadero mensaje de la Navidad. "Si nosotros, aquí, salesianos y laicos, no estamos atentos, corremos el riesgo de perder la centralidad de la Navidad, que, en cambio, significa: '¡Dios está con nosotros!' Pero si permitimos que Dios se acerque a nuestra vida, a nuestras familias, entonces todo cambia, ¡entonces tendremos todo!".

El día festivo concluyó finalmente con un momento de ágape fraterno, un tiempo en el que el Rector Mayor reiteró su gratitud a todos los salesianos y laicos comprometidos en los servicios centrales de la Congregación y un tiempo para conmemorar juntos, en la típica alegría salesiana, el 164° aniversario de la fundación de la Congregación.

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