Nacido en Carpi, en la provincia de Módena, hijo de "un industrial de la seda y una maestra, como era la costumbre en las buenas familias en ese momento", pronto se mudó a Treviso. Después de la escuela secundaria clásica, se matriculó en Derecho en Padua. Entretanto estalló la guerra y se gradua con el rango de sargento, porque realizó el curso como oficial cadete en Nápoles.
Convertido en teniente, le llega la noticia del armisticio mientras prestaba servicio en Trani, y participa en la batalla de Montelungo (diciembre de 1943), la primera en la que soldados italianos luchan contra el ex aliado nazi, obligándolo a retirarse.
Un revoltijo de traslados, siempre en el centro-sur de Italia. Luego Nápoles y Torre Annunziata para ayudar a un mayor que le tiene simpatía. Y ahí encuentra la vocación, yendo a un juego en el oratorio salesiano: “Me gustó el entorno. El partido no se celebró porque llovió y el grupo de salesianos se refugió en la iglesia. Era el mes de María Auxiliadora. Me gustaron las canciones. Regresé al día siguiente y al día siguiente. Charlé con muchos jóvenes salesianos y me dije: también podría ser mi vida. Allí estalló este amor".
Ya tenía listo un trabajo como empleado en Treviso, donde su madre lo quería cerca de ella. “Pero Don Bosco tenía razón. Y esta es mi vida: salesiana” explica. El 20 de diciembre de 1952 fue ordenado sacerdote en Soverato. “Y mi mamá vino e hizo las paces con los salesianos. Fue muy bien recibida, alojada en el instituto. El director le hacía dar las 'buenas noches' a los chicos. En fin, se creó una familia”, afirma, utilizando una expresión que es tanto un objetivo y al mismo tiempo una forma de entender la vida.
Después de Teología, regresa nuevamente a la Universidad con el objetivo de obtener la licenciatura en Filosofía, para poder enseñar. Y comienzan de nuevo los traslados para los distintos cargos que está llamado a desempeñar en la Congregación: Soverato, Taranto, Brindisi, Bari, Corigliano d'Otranto, Nápoles, Castellammare, Lecce… Sin olvidar los seis años como Director de la Casa Generalicia en Roma : “Había 92 cohermanos de 20 nacionalidades diferentes”, entre ellos el Rector Mayor Don Egidio Viganò. "Hay una foto mía sentado en su asiento", cuenta riéndose. También recuerda conmovido las últimas horas, mientras le sostenía su mano.
A los 80 años todavía está muy activo: lo envían a Potenza y asume el puesto de asistente de estudiantes universitarios. En encargo de Potenza es el más largo de su vida. “Pero ahora creo que no tengo otras transferencias”, dice, mientras se ríe.
