Hoy el padre Cruz se encuentra en Lahore, una ciudad fronteriza con India. Los Salesianos llevan allí y en Quetta 21 años, “y su labor es muy reconocida tanto desde el punto de vista civil como del eclesiástico”, señala el padre Gabriel.
El trabajo es muy variado: en Lahore hay un instituto técnico, una escuela primaria, un internado para niños, talleres para chicas jóvenes y los sábados un centro juvenil. En Quetta, por su parte, hay una escuela y un internado para niños y otro para niñas.
En el internado de Lahore atendemos a más de 130 niños y jóvenes. “Les ofrecemos casa, comida, educación y formación religiosa. La mayoría de ellos son católicos, pero también tenemos internos de diferentes denominaciones cristianas. En la escuela y en el Instituto Técnico de Lahore atendemos a más de 200 alumnos, entre ellos algunos musulmanes”.
También los Hijos de Don Bosco ofrecen talleres de costura, corte y confección, maquillaje y de estilistas para las jóvenes. “Asisten a nuestros talleres unas 50 chicas entre católicas, cristianas y musulmanas”, explica el padre Cruz. A todos los jóvenes les “ofrecemos enseñanzas técnicas para que tengan oportunidades laborales en el futuro”.
La oferta educativa y formativa de los salesianos en Pakistán es de vital importancia, sobre todo para los jóvenes cristianos. “No es fácil ser católico aquí, ya que es uno de los países musulmanes más conservadores que existen. Los cristianos somos una minoría y somos considerados de menor categoría. Tenemos pocas oportunidades dentro de la sociedad”, reconoce.
El padre Gabriel asegura que “los jóvenes cristianos pakistaníes son extraordinarios, tienen unos ojos brillantes, llenos de vida y de ilusiones, sueñan con cosas grandes, quieren estudiar, trabajar, conocer otros lugares, son buenos deportista… Todos provienen de familias pobres en las que el respeto a Dios y a los demás se inculca con mucha devoción”. Y dado que las opciones de trabajo para ellos son muy pequeñas “nos esforzamos por ofrecerles una educación de calidad, especialmente en el área técnica”.
“El trabajo de los salesianos en Pakistán está creciendo y mejorando día a día. No estamos en guerra ni existe persecución religiosa, pero los cristianos somos considerados impuros y por tanto en muchas regiones directamente nos rechazan. Sin embargo, el futuro de Don Bosco en Pakistán es prometedor porque hay mucho que ofrecer a los jóvenes y también hay muchos de ellos que tienen la intención de hacerse salesianos y misioneros”, asegura el padre Gabriel Cruz.
Fuente: Misiones Salesianas