“La violencia es mala, y quien siembra violencia cosecha destrucción, dolor y muerte. Nunca justifiquemos ninguna violencia” manifestó mons. Aós en sus declaraciones.
Ya hace un año sufrimos un estallido de violencia que nos causó tanto dolor personal, y tanta destrucción material que pensábamos habría sido una lección amarga y fuerte. Nos ha costado reconstruir las instalaciones, y ha exigido a los más empobrecidos sacrificios e incomodidades constantes; se les hizo la vida más penosa.
Los pobres son los más perjudicados. Esperábamos que no se repitieran esas acciones y esas imágenes. Las acciones violentistas y las imágenes vandálicas las padecemos de nuevo hoy. Sentimos la destrucción de nuestros templos y otros bienes públicos; pero sentimos sobre todo el dolor de tantas personas chilenas de paz y generosidad. Esas imágenes no solo impactan y duelen en Chile, sino que impactan y duelen en otros países y otras gentes del mundo, especialmente hermanos cristianos”.
Por su parte el P. Lira ha comentado: “En Chile existen ciertos grupos que tienen que ver con el “deconstruccionismo”, con la ideología de género, el feminismo y con filosofías extremistas, que quieren atacar a la Iglesia por el hecho de representar un tipo de valores tradicionales, por el hecho de que el Evangelio es parte importante de la estructura de la sociedad occidental y su legado cultural.
A otros les es indiferente, ya que son ateos ou agnósticos, ni siquiera tienen un concepto metafísico de la fe, lo que permite indiferencia frente a los actos de profanación.
Pero quizás lo más grave es que en Chile estamos perdiendo la capacidad de diálogo, nuestra sociedad se ha polarizado a tal punto que hoy se legitima la violencia como medio de expresión y de conseguir los objetivos deseados. La desconfianza en todo y en todos, particularmente en las instituciones políticas, económicas, de seguridad, y religiosas hace que no existan canales válidos de expresión y diálogo.
Hoy tenemos el tremendo desafío de acompañar estas legítimas inquietudes por alcanzar mayor justicia y equidad, pero también por mostrar que es posible hacerlo mediante el diálogo los acuerdos la búsqueda del bien común y que jamás la violencia será el camino para obtener la paz”.