Mucho antes de que llegara el coronavirus, las condiciones de vida en Palabek no eran fáciles: la distribución de alimentos era escasa además de la dificultad de acceso al agua potable. Con la llegada de la pandemia todo se volvió más complicado. La cantidad de alimento entregado a los refugiados una vez al mes se redujo del 30%; las lecciones y las actividades fueron suspendidas e iniciaron episodios de violencia, alcoholismo y embarazos de adolescentes.
Desde marzo los misioneros salesianos se han quedado para compartir en este particular y complicado confinamiento con todos los otros huéspedes del campamento. En un área de 400 kilómetros cuadrados, con más de 25.000 niños y jóvenes, el objetivo fue siempre el mismo: realizar acciones concretas para ayudarlos.
La Escuela Técnica Don Bosco, inaugurada en enero 2019, se mantuvo abierta gracias al proyecto para realizar mascarillas. Aún con recursos materiales muy limitados, algunos jóvenes voluntarios del laboratorio de corte y confección iniciaron a realizar estos dispositivos fundamentales de protección.
Solamente en los primeros meses de la pandemia fueron distribuidas 10 mil mascarillas a la población refugiada y al personal administrativo del campamento. El Ministro para los Refugiados de Uganda, Hilary Onek, visitando el campamento ha elogiado el proyecto salesiano. “El Centro Don Bosco ha sido muy innovador y pionero en la producción de mascarillas, no solamente en el campamento sino en todo el país”, dijo.
Los misioneros salesianos fueron involucrados en esta iniciativa y en otras para ayudar a la población: distribución de semillas, productos para la higiene, vestidos. “Tuvimos que comenzar casi desde cero en Palabek”, subrayó el misionero salesiano uruguayo, Ubaldino Andrade.
Los trabajos desarrollados por los misioneros en los últimos meses permitió realizar, junto con la UNHCR el proyecto “Mascarillas para los refugiados y la Comunidad de Recepción”. Por esto la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados ha reconocido entregando este galardón, el trabajo pionero de los misioneros salesianos en dicho campamento.
Ahora las autoridades del campamento están estudiando junto a los misioneros, nuevas propuestas de actividades de generación de ingresos para los refugiados. El éxito en la producción de mascarillas para la comunidad de refugiados podría ser el primer paso hacia la realización de uniformes para las escuelas y las demás actividades agrícolas.
Fuente: COPE