Con el soporte de la Fundación Atabal de España, los salesianos han preparado una gran experiencia formativa, donde juntos con las niñas han profundizado lo que significa ser muchacha en un campo de refugiado, iluminadas por la palabra de Dios y el Salmo 139:14 “Te doy gracias, porque asombrosamente y maravillosamente me haz creado”. Las jóvenes han podido entender que ellas han sido creadas asombrosamente y maravillosamente por Dios que es padre, son valiosas para Él, que las cuida y las atiende amorosamente.
Iluminados por el testimonio de fe, de santa María Goretti, las muchachas han podido compartir sus angustias y preocupaciones de todos los días, puesto que ellas deben tener una fe muy fuerte para discernir la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo; y desde los valores cristianos encaminarse por los senderos que las lleva a estar más cerca de Dios, desde la difícil situación en la que viven en el campo de refugiados.
Durante este encuentro también ellas se han comprometido en poner su grano de arena para que sus derechos sean respetados: el derecho a ser felices, el derecho a no ser discriminadas, el derecho a ser respetadas, el derecho a vivir su infancia, el derecho a la educación, el derecho al descanso y al esparcimiento, el derecho a la asistencia médica y el derecho a crecer y decidir con quién casarse.
“Todas las chicas eran refugiadas y después de un pequeño sondeo pudimos saber que el 91% de las 307 muchachas, a pesar de que la mayoría tienen entre los 17 y 19 años, están cursando la escuela primaria, muchas de ellas han crecido en distintos campos de refugiados, siempre huyendo, siempre con la necesidad de comenzar de nuevo y con la imposibilidad de terminar incluso la escuela primaria. El 8% de las 307 muchachas están en la escuela secundaria.... lo que significa que tendrán que caminar más de 12 a 15 kilómetros solo de ida para ir a la única escuela secundaria del campamento de refugiados. Sólo el 1% está haciendo un curso de capacitación seguro en nuestra escuela técnica-vocacional, lo que significa caminar unos 16 kilómetros solo de ida....” cuenta el padre Ubaldino Andrade, SDB.
Además, el 50% ha perdido a sus padres, probablemente en la guerra y 24% ha perdido a sus madres. La vida no les ha sido fácil, sin embargo es increíble las ganas de vivir que tienen y el deseo de seguir luchando por el derecho a una vida digna, justa, libre y feliz.
El encuentro terminó con un buen plato de polenta y frijoles con carne. Cada joven recibió un "Kit de limpieza" compuesto de: ropa interior, jabón, toallas, lociones del cuerpo, toallas sanitarias, una manta para dormir, unas sandalias y un recipiente para cargar agua. “Ellas regresaron a casa bailando y muy felices. ¡Se lo merecen!” concluyó el padre Andrade.
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