Don Bosco ya ha subrayado la importancia de las llamadas competencias transversales para la vida cotidiana, como elementos fundamentales para permitir a cada joven no solo adquirir competencias técnicas y profesionales, sino también y sobre todo humanas, morales y espirituales: sin estas competencias ninguna vida profesional tiene éxito, y estas competencias siguen siendo útiles no solo en el mundo del trabajo, sino también a 360 grados.
La semana de formación en Nigeria, en cierto sentido, reiteró todo esto, y recordó que los jóvenes pueden “tener éxito” en el trabajo de toda la vida, solo si la formación que reciben llega a las "manos", pero primero pasando por la "cabeza" y el "corazón". Por esta razón, se ofreció a los participantes un manual que contenía las pautas a seguir para acompañar a los jóvenes durante el aprendizaje y después de su formación.
Durante los distintos días de trabajo no se olvidaron la importancia de las “competencias duras” (competencias técnicas, lingüísticas, informáticas, etc..,) que siguen siendo un caballo de batalla de los centros salesianos y que requieren una actualización constante.
Además, considerando que el objetivo específico de las Oficinas de Empleo y de la cadena de Formación Profesional Salesiana, es la integración socio-profesional, se dedicó también tiempo a temas muy específicos: cómo redactar una carta de motivación o un currículum vitae, cómo realizar una entrevista de trabajo, las actitudes necesarias para evitar y gestionar conflictos profesionales....
En resumen, la reunión de formación celebrada en Iju dejó claro que los valores morales, humanos y espirituales no pueden pasarse por alto para una formación técnica y profesional adecuada; sin embargo, deben combinarse necesariamente con las habilidades técnicas y profesionales.
La pedagogía de Don Bosco se inscribe sin duda en la misma lógica, la de formar "buenos cristianos y honrados ciudadanos".