Del 1 al 4 de noviembre se inicia la gran aventura de un encuentro continental con la presencia salesiana. En efecto, los Salesianos de las inspectorías que tienen presencia en la Amazonía iniciarán un encuentro para reflexionar sobre los 125 años de las misiones salesianas en ese territorio, sobre los retos del presente y los desafíos para planificar el futuro con renovado vigor.
“Queremos estar en armonía con la Iglesia preparándonos para el Sínodo Panamazónico”, ha manifestado el P. Martín Lazarte, del Dicasterio de Misiones. Al encuentro participarán misioneros de las Inspectorías de Manaos y de Mato Grosso - Brasil. También se tiene prevista la presencia de salesianos y laicos de Ecuador, Perú, Venezuela y Paraguay.
Es sabida que la presencia de Don Bosco en la Amazonía es muy significativa. Los salesianos están presentes en 35 comunidades misioneras al servicio de muchas personas de al menos 44 grupos étnicos: Xavante, Bororo, Terena, Guarní, Kaiowá, Kinikianau, Atikum, Guató, Ofaié, Ka-diwíeu, KuraBakairi,Tukano, Tariano, Dessano, Piratapuia, Hupda, Cubeo, Uanano, Barassanos, Mirititapuia, Arapasso, Tuyuca, Carapanasso, Bare. Shuar, Achuar, Shawi, Kandozi, Wampis, Awajun, Kechua, Chapra, Kucamacucamilla, Shivillo, Arawacos, Hiwi, Piaroa, Yanomami, Yekuana, Senema-Yekauana, Ayoreo, Maskoy, Ishir, Tomaraio.
Para dicho evento se ha convocado a los participantes y a los salesianos del mundo con una publicidad que expresa la rica y compleja variedad de la Panamazonía donde se puede apreciar a los principales destinatarios: los niños y los jóvenes. A su vez se aprecia los grandes centros urbanos, la vida a lo largo de los ríos, las montañas como un símbolo de lo sagrado, la flora y la fauna y al centro se encuentra el símbolo del Sínodo... que muestra la unidad con la Iglesia.
Los jóvenes de la Amazonía inmensa y fascinante esperan a los salesianos para compartir la fe y la riqueza de Cristo con estilo Salesiano, construyendo una iglesia con rostro Amazónico, que sigue siendo no solo el oxígeno en los pulmones del planeta, sino también un pulmón espiritual, donde el encuentro entre Cristo y las culturas indígenas enriquece a la humanidad.