La solemne celebración, a la que asistieron varios sacerdotes y numerosos representantes de la Familia Salesiana, fue presidida por el P. Adam Parszywka, Inspector de Cracovia, mientras que la homilía estuvo a cargo del P. Pier Luigi Cameroni, Postulador General, quien puso de relieve algunas de las características del Beato Kowalski: un camino de vida cristiana y de perfección religiosa marcada por la familiaridad con Jesús contemplado y vivido en sus misterios, un martirio preparado en la fidelidad a los compromisos asumidos en humildad, una voluntad fuerte para asumir todas las consecuencias. Llegó a decir: “abrazo la dulce Cruz de la llamada de Cristo y quiero llevarlo hasta el final, hasta la muerte”.
La memoria del martirio del Beato Kowalski recuerda la pasión de los mártires de la Iglesia primitiva, en un clima sobrenatural derrota a un mundo de crueldad y brutalidad inhumana a través del perdón de los perseguidores y la generosa entrega de la vida en unión con el sacrificio redentor de Jesús.
A la luz del diario del Beato Kowalski se nota el gran influjo que tuvo en su formación espiritual las intenciones de Santo Domingo Savio y la espiritualidad oblativa del Venerable Andrea Beltrami.
Por la tarde del mismo día, el P. Cameroni se reunió con miembros de la Familia Salesiana, incluyendo a un buen grupo de los Cooperadores Salesianos y miembros de la Asociación de María Auxiliadora (ADMA), donde presentó la santidad de la Familia Salesiana, llamando a conocer el testimonio del martirio del P. Kowlaski y su devoción mariana y la necesidad de promover la santidad de la familia como un lugar donde nacen y crecen las vocaciones al matrimonio, a la vida religiosa y a la vida sacerdotal.
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