Estos pequeños libros recogen la actividad de un grupo de personas (sacerdotes, laicos, consagrados y consagradas) que operan en la Colina Don Bosco para hospedar a tantos peregrinos que visitan los lugares de la infancia de “Giovannino Bosco”. El período de cuarentena fue la ocasión para reflexionar y dar respuestas a la pregunta: “¿Qué propuesta podemos ofrecer a los grupos de peregrinos que visitan y volverán a la Colina para ver, conocer, rezar y enriquecerse espiritualmente?
De aquí la idea de crear una serie de itinerarios dedicados a quienes quieren tener un conocimiento más profundo de los lugares en los cuales el Señor y la Virgen María, a través del sueño que tuvo a los 9 años, le hicieron ver a “Giovannino Bosco” su “campo de trabajo”, alimentando en él el deseo de predilección hacia los jóvenes, especialmente los pobres y abandonados.
Para los diversos itinerarios se decidió adoptar la siguiente subdivisión: elemental, escuela media, formación profesional, escuelas superiores, parroquias y familias. (Al día de hoy están impresos los dedicados a los grupos de escuela media y familia. Los otros están en elaboración).
A todos se le permite elegir el itinerario indicado, eligiendo aquel más adapto al propio grupo, en base a la experiencia programada y al tiempo que tienen a disposición. En los itinerarios están indicados las diversas modalidades de la visita, enriquecidas por momentos de oración, reflexión personal o comunitarios, con la posibilidad de recibir el sacramento de la confesión y de la eucaristía, pero también juegos y esparcimiento…
De esta manera se transmite no solamente el conocimiento físico e histórico de los lugares, sino también la dimensión espiritual.
Este trabajo fue posible gracias a la idea y a la coordinación del padre Kalyan Kumar Yandava, responsable de recibir a los grupos que se hospedan en la Colina Don Bosco y miembro del equipo “Lugares Salesianos”, que junto al padre Gianni Rolandi, director de la obra de La Colina, supo y quiso hacer participar a todos los miembros de la comunidad salesiana “María Auxiliadora” de La Colina, a la Fraternidad Contemplativa “Maria de Nazaret” y al personal del Museo Etnológico Misionero.
Cada uno con el propio empeño ha contribuido a concretar esta idea que, entre los muchos objetivos propuestos, tiene uno que se destaca sobre los otros: hacer conocer cada vez más al Santo de los Jóvenes y su modelo educativo, porque Don Bosco conduce a Dios y para sus jóvenes tuvo siempre un sólo y único deseo: verlos “felices en el tiempo y en la eternidad”.