“Mientras que se celebra la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la sanadora milagrosa, el 11 de febrero, se dedican oraciones y bendiciones especiales, por la intercesión de la Virgen, a las víctimas del mortífero coronavirus que aflige al mundo, en particular de nuestro continente asiático”, comenzó de esta manera el Prelado su mensaje, difundido el pasado sábado 8 de febrero.
En el texto destinado a los obispos asiáticos se recuerda que el virus se ha propagado a unos 30 países y que hasta ahora el mayor número de infecciones y víctimas se ha encontrado en China, pero no se olvida que ha habido casos en casi todos los países de Asia.
“En este momento crítico, queremos estar cerca y rezar por los muertos, y por nuestros hermanos y hermanas que están enfermos a causa de este virus que se ha extendido en China y en el mundo. Que el Señor acoja a los muertos en su paz, consuele a las familias y apoye el gran compromiso de la comunidad china que ya se ha movilizado para luchar contra la epidemia”, continúa el mensaje.
Además de rezar por los enfermos, el cardenal salesiano invita a sus hermanos en el episcopado a rezar para que la Virgen intervenga y ayude a prevenir una epidemia mundial. “Pedimos fervientemente su protección materna para detener la rápida propagación de este virus mortal, para darnos esperanza y coraje, imponiendo sus manos milagrosas por la pronta curación de los enfermos”.
El texto concluye, por último, invocando la protección de quienes, no sin peligro, trabajan por la salud de los demás: “En estos trágicos momentos, que nuestra Madre María, que estuvo junto a la cruz de su hijo Jesús moribundo, sea el pilar de la fuerza y el faro de esperanza de los trabajadores de la salud que arriesgan su vida para salvarlas de los infectados”.