Me gradué en el Instituto Salesiano de Gabutu en 2009, en Mantenimiento y Mecánica (MFM). Inmediatamente después empecé mi carrera en el sector, en una empresa de Papúa, y ahora llevo 10 años trabajando en este campo. Tuve que enfrentarme y superar varios retos, pero ahora soy el jefe de un equipo de mecánicos dentro de una empresa australiana.
De los Salesianos aprendí también dos temas fundamentales en mi trabajo: el dibujo comercial y la capacidad de leer dibujos técnicos. Gracias a estas habilidades, siempre estoy a un paso adelante de los demás. Y por ello estoy agradecido a Don Bosco y a mis maestros.
Finalmente, hay dos personas especiales que han jugado un papel fundamental en mi vida: Martin Dai y George Isoaimo, dos educadores que estuvieron presentes en cada paso del camino hasta el día de la graduación. Me dieron disciplina y me animaron a dar siempre lo mejor de la vida. Cometí errores, claro, pero aprendí de esos errores.
Por lo tanto, mi estímulo para los estudiantes de las escuelas salesianas es este: aprendan todo lo que puedan, porque todo lo que necesitan en este mundo tan especializado está a su disposición donde están estudiando. Los sueños y metas en la vida se hacen realidad a través del trabajo duro. No vayas por donde el camino te lleve, sino donde no hay camino todavía, y en ese camino dejas huellas. De esta manera, inspirarás a otros a seguirte.
Nuestras familias, los amigos, la comunidad, y las experiencias, ayudan a entender quién eres y cómo ves el mundo.
Trata de comprender, cómo Dios se mueve a través de tu vida. Confía en Dios y nunca abandones la esperanza en el Cielo. Este tipo de esperanza me proporciona un ancla que me mantiene firme en la verdad y en mi búsqueda a la santidad. Sin Don Bosco no hubiera podido lograr estas cosas.
Estoy y estaré eternamente agradecido a Don Bosco por haber creído en mí cuando yo no creía en mí mismo.
Fuente: AustraLasia