Roma, otoño de 1943. La ciudad está bajo el asedio nazi. En un clima de miedo, nos enteramos de la destrucción del gueto judío por parte de la milicia nazi-fascista. Algunos bastiones de la justicia y de la humanidad, ocultos a los honores de la crónica de la época, nos hacen reflexionar sobre lo que el hombre puede hacer realmente: optar por actuar.
El P. Armando Alessandrini, Ecónomo, y el P. Francesco Antonioli, Director, del Instituto Salesiano "Pío XI" de Roma, dirigen el colegio y un internado en el barrio Appio-Latino. De estos dos sacerdotes, nació la idea de hacer del instituto un “refugio seguro”, una casa que acogiera y diera esperanza a unos 70 muchachos judíos. Escondidos y confundidos entre todos los alumnos de la escuela, estos muchachos, algunos verdaderamente niños, aprendieron cantos cristianos, oraciones y encontraron fraternidad, acogida y vida.
El Instituto Salesiano se detuvo en ese infierno, las puertas de su columnata abrieron como brazos que acogen: “No hemos hecho otra cosa que cumplir con nuestro deber”, decían al final de la guerra, cuando eran agradecidos y finalmente, años después, reconocidos como “Justos entre las Naciones”.
Por este motivo, el viernes 18 de octubre se rindió el homenaje al Instituto Pío XI por la entrega de la placa de “Casa de la Vida”. Los inspectores de Italia Central (ICC), P. Stefano Aspettati, el Director del Instituto, P. Gino Berto, y el Decano del Instituto, Prof. Marco Franchin, hicieron los honores.
El Sr. Uriel Perugia, Secretario General de la Unión de Comunidades Judías de Italia (UCEI), Monseñor Gianpiero Palmieri, Obispo Auxiliar de Roma, Silvia Costantini, Vicepresidenta de la FIRW, y Elena Colitto Castelli, Responsable por Italia del proyecto “Casas de la Vida”, agradecieron el trabajo de los Salesianos.
La ceremonia continuó con la presentación de la docu-ficción interpretada por los alumnos del "Pío XI", fueron llamados a colocarse, literalmente, en el lugar de los muchachos de la época. Estuvo presente el P. Francisco Motto, de ISS, en cuya investigación se basa la docu-ficción, participó también el dramaturgo Roberto Russo, autor del texto.
El acto concluyó con la develación y la bendición de la placa de recuerdo colocada en el atrio del Instituto.
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