El Papa Francisco en la homilía de la Ceremonia del Consistorio Ordinario Público para la creación de los nuevos cardenales reflexionó sobre la compasión de Jesús como palabra clave del Evangelio. “No es una actitud ocasional y esporádica, sino constante, es más, parece ser la actitud de su corazón, en el que se encarnó la misericordia de Dios”. Tras hacer la reflexión se dirigió de forma particular a los nuevos Cardenales: “¿Está viva en vosotros esta conciencia de haber sido y de estar siempre precedidos y acompañados por su misericordia?”.
El Cardenal Cristóbal, sigue siendo el mismo: sencillo, amable, cercano y sobre todo un hombre sereno, porque sabe que Dios es el que guía su pequeña Diócesis de Rabat. En efecto cuando le preguntan ¿Por qué cree que el Papa lo eligió cardenal? “Estoy convencido de que no es una decisión que me concierne, sino un gran gesto de consideración del Papa hacia la Iglesia de Marruecos y hacia todo el Magreb. El Papa quiso hacer visibles estas realidades eclesiásticas que eran casi invisibles. Y luego, impulsar el diálogo interreligioso, en particular el diálogo islámico-cristiano, y trabajar a favor de los migrantes”.
Por otro lado, este nombramiento hacia mi persona “se considera un signo de gratitud del Papa al Rey Mohammed VI por tres motivos: la acogida recibida durante su visita el pasado mes de marzo; la práctica y difusión de un Islam moderado, equilibrado y abierto; la atención prestada a los obligados a emigrar”, resaltó el Cardenal Cristóbal.
A la Ceremonia del Consistorio Ordinario Público para la creación de los nuevos cardenales estuvieron presentes el P. Ángel Fernández Artime, Rector Mayor, un grupo de salesianos de España, Italia, Paraguay, amigos y familiares y autoridades de Marruecos. Cabe mencionar la presencia del Ministro del Interior y el Ministro del Islam de Marruecos, la Embajadora de Marruecos la Sra. Rajae Naji El Mekkaoui, una delegación del Comité Ecuménico de la Iglesia y la delegación Oficial de la Iglesia de Marruecos.
El deseo del Cardenal es que “La fe ya no debe ser una de las causas de las tensiones mundiales, sino que debe convertirse en la solución a estos problemas. Estamos llamados a propagar las miradas de hermandad. Unidos entre sí, debemos sembrar la reconciliación y la justicia. De tal manera que la humanidad se convierte en una gran familia”.