El Siervo de Dios Padre Elia Comini nació en “Madonna del Bosco” en Calvenzano di Vergato (Bolonia) el 7 de mayo de 1910. Fidenzio Mellini, exalumno de Don Bosco en Turín, lo guió a los salesianos de Finale Emilia. Novicio el 1 de octubre de 1925, hizo su primera profesión el 3 de octubre de 1926 y emitió la profesión perpetua el 8 de mayo de 1931. Ordenado sacerdote en Brescia el 16 de marzo de 1935, el Siervo de Dios vivió en las casas salesianas de Chiari (provincia de Brescia, hasta 1941) y Treviglio (provincia de Bérgamo, de 1941 a 1944), y se distinguió como un buen profesor de humanidades y un punto de referencia seguro para muchos jóvenes. En verano, de acuerdo con sus superiores, el P. Elia regresó a los Apeninos boloñeses -a Salvaro- para ayudar a su madre, ya anciana y sola. Mientras estaba con la madre, ayuda pastoralmente a Monseñor Fidenzio Mellini.
Aquel viaje involucró al P. Elia Comini en el muy difícil verano de 1944. Llegó a Salvaro el 24 de junio. Permaneció poco más de tres meses, hasta la muerte. Ayudó a la población en sus múltiples necesidades dictadas por el tiempo de la guerra, animó la liturgia y promovió la frecuencia de los sacramentos; apoyó a las mujeres consagradas y vivió un apostolado muy intenso en el ejercicio de todas las obras de misericordia corporal y espiritual. El Siervo de Dios establece con el joven dehoniano Padre Martino Capelli una fraternidad sacerdotal que los asocia en el ministerio.
La mañana del 29 de septiembre de 1944, el P. Elia y el P. Martino Capelli acuden “Creda”, la ciudad en la que las “SS” de la decimosexta división acorazada acababan de perpetrar una masacre: estolas, óleos sagrados, son algunos detalles eucarísticos que los identifican claramente como sacerdotes en el ejercicio de su ministerio para dar consuelo a los moribundos, pero lamentablemente son apresados. Capturados, despojados de su insignia sacerdotal, son utilizados como “bestias” para transportar municiones. El P. Elia y el P. Martino inician su triduo de pasión. Desde el principio, el P. Elia estaba convencido de que estaba destinado a morir y, sin embargo, estaba cerca de los prisioneros, siempre dispuesto a consolar, ayudar y, finalmente, absolver sus pecados.
La noche del 1 de octubre de 1944, fue asesinado junto con el P. Martino y el grupo de “discapacitados”, a pesar de que era joven y capaz de trabajar en el "Barril" de la industria de “Pioppe di Salvaro”. Al final de una ‘liturgia surrealista’ en la que las SS Nazi hicieron desfilar a los prisioneros en una pasarela antes de segarlos con ametralladoras. El P. Comini, entona las letanías y grita finalmente “¡Piedad!”. Poco antes de su muerte, un alemán golpea violentamente sus manos y su breviario cae. En la imposibilidad de recuperar los cuerpos, se abrieron las rejas y la impetuosa corriente del río Rin se llevó para siempre esos pobres restos, ya consumidos y esparcidos por tierra. En los momentos de la ejecución, el cuerpo del P. Elia Comini había sido protegido por uno d ellos tres únicos supervivientes que escaparon de la masacre de la “Botte”.
El P. Elia Comini fue inmediatamente asociado con una reputación de martirio, gracias a la cual su vida santa anterior también fue releída a la luz de una nueva conciencia. Fue testigo de la caridad del Buen Pastor que cuidaba del rebaño, dispuesto a dar su vida por él, en defensa de los débiles e inocentes.
