En el distrito de Pomio, en la provincia de Nueva Bretaña al este de Papúa Nueva Guinea, los pueblos indígenas han estado en disputa durante años con empresas productoras de aceite de palma.
“En el quinto capítulo del Laudato Si' -explicó Mons. Panfilo- se aborda la cuestión de lo que debemos hacer con respecto a las iniciativas empresariales y a los grandes proyectos que afectan al territorio. En este caso, es esencial un diálogo y una acción que involucre a individuos y grupos y entre ellos se deben tener un lugar privilegiado hacia los habitantes del lugar”. (véanse LS. 146 y 183).
“Desgraciadamente - continuó el arzobispo de Rabaul - lo que el Papa Francisco propone no ocurrió en Pomio Ovest” y esta situación causó resentimientos y divisiones dentro de las comunidades nativas y dentro de las propias familias, y también hubo episodios de violencia.
Por su parte, Mons. Panfilo, manifestó: “Hice lo mejor que pude. He escrito a algunos líderes políticos y he hablado con ellos; me he reunido con personas y grupos de ambos lados donde se encuentra el problema. Al final, llegué a la conclusión de que la solución se puede encontrar en un nuevo contrato de concesión en el uso de la tierra que, podría conducir a un verdadero desarrollo y a una mejora integral de la calidad de vida humana”.
Por esta razón, concluyó el obispo salesiano, “la Archidiócesis de Rabaul se comprometió a lograr un consenso en el 'Proyecto de Aceite de Palma Sigite Mukus' a través de la renegociación del acuerdo para asegurar beneficios justos en ambas partes y para lograr una adecuada protección del medio ambiente”.