“Salimos el viernes 15 de febrero y emprendimos camino hacia Ouaga (Ouagadougou). De camino pasamos por Cinkassé donde dejamos a algunos hermanos de esa Comunidad y tranquilos emprendimos viaje para hacer los trámites en la frontera para entrar a Burkina.
Hay un puesto de control justo después de la frontera y allí hemos visto a lo lejos un camión cruzado en la carretera, nos hemos preguntado qué pasaba y en ese momento, un hombre nos ha pedido que parasemos y nos bajásemos del vehículo. Nos bajamos del vehículo. No fuimos agredidos físicamente, nos sometieron a un interrogatorio, nos preguntaron quien éramos, qué hacíamos allí y a dónde íbamos. Les explicamos que acabamos de regresar de una reunión en Lomé y que volvemos a nuestra Comunidad en Ouaga, eso es todo.
Después, han comenzado a golpear y romper las ventanas de todos los vehículos que estaban allí. Han comprado gasolina a los que la venden en la calle y han quemado algunos vehículos de los que estaban en el puesto de control. El Padre Cesar ha preguntado por qué lo hacían pero ellos no han respondido. Después nos han pedido que avancemos en dirección al bosque, al P. César y a mí. Del puesto de control al bosque hay como unos 500 metros, allí hemos visto que habían otras personas del mismo grupo.
Allí no nos preguntaron nada. Estaban cargando algunas motos de las que habían capturado allí a los aduaneros… Hemos visto al otro cusa salesiano que hacía avanzar el vehículo como le habían pedido. Uno se dirigió a nuestro auto y cogió nuestras cosas: nuestros laptops, el dinero, los teléfonos, el disco duro externo, los USB que teníamos. Hemos visto al otro cura que se acercaba en nuestra dirección hasta donde estábamos, ha salido del coche y el muchacho que le seguía le ha dejado allí y se ha acercado al padre Cesar y a mí. Estaban 2 hombres delante de nosotros y uno detrás. Me dijeron que que yo volviese hacia el auto, yo volví y al girar la cabeza he visto que el padre Cesar ya había sido asesinado. Escuché más tiros que no me alcanzaron a mí sino al P. Cesar. Yo quería acercarme al cadáver pero me han dicho que avanzase. He avanzado hacia el otro cura y él me ha preguntado donde estaba el P. Cesar y le dije que lo habían asesinado.
Nos hemos acercado al cuerpo del Padre Antonio, le cerramos los ojos, le hicimos la Señal de la Cruz en la frente y lo alzamos. Fuimos hacia el vehículo y viajamos hasta la frontera…”