El P. Morachel Bonhomme, Vicario Inspectorial, pronunció la homilía. Comenzó explicando a los participantes de la Santa Misa la importancia de la vida espiritual para nosotros los cristianos. Posteriormente comentó el Evangelio elegido para la ocasión: Jesús y la muerte de su amigo Lázaro. “Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el último día. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo”.
El Vicario Inspectorial insistió a los presentes que debemos estar siempre dispuestos para encontrarnos con el Señor. Toda nuestra existencia le pertenece solo a Dios.
Esta celebración trajo muchos recuerdos. Entre los fallecidos, que fueron muchos estudiantes; murió el hermano Hubert Sanon un Salesiano Coadjutor primer salesiano haitiano y dos jóvenes salesianos en formación.
Nueve años después de este trágico día, los Salesianos de Don Bosco en Haití se recuperan del terremoto del 12 de enero de 2010. La Fundación Rinaldi, la oficina de planificación y desarrollo, sigue coordinando los fondos para las comunidades.
Nueve años después del terrible desastre que destruyó casi todo, el trabajo de las “Pequeñas Escuelas del Padre Bohnen”, ubicadas en el corazón de La Saline y Cité Soleil, dos de los barrios marginales más grandes de Puerto Príncipe, continúa sirviendo a miles de niños y jóvenes marginados. Siguiendo la invitación del entonces Rector Mayor, “es importante trabajar para ser creadores de la historia, centinelas de la aurora y profetas de la esperanza”.