El Cardenal Bo se convirtió en el primer cardenal de Myanmar el 14 de febrero de 2015, cuando recibió la gorra púrpura y el anillo del cardenal del Papa Francisco, en el consistorio que el Santo Padre presidió en la Basílica de San Pedro en Roma.
De esta manera el Cardenal Bo pudo llevar su experiencia personal como hombre de diálogo y mediación y las preocupaciones pastorales de la Iglesia de Myanmar al corazón de la Iglesia Católica.
La Iglesia en Myanmar, que recientemente celebró su quinto centenario de existencia, ha pasado por décadas de dominación brutal, con todo el país, bajo una rigurosa junta militar. Hoy la nación, lentamente, se encamina hacia una democracia controlada.
El cardenal salesiano ha afirmado en repetidas ocasiones que su objetivo como cardenal es trabajar por la paz y la reconciliación entre los diversos grupos religiosos presentes en Myanmar, en particular en un momento en que el país está experimentando un aumento del nacionalismo y de la intolerancia hacia las minorías religiosas, lo que va en detrimento, sobre todo, de la minoría musulmana de los Rohingya.
Por su parte, el Cardenal Bo ha denunciado repetidamente los problemas de su nación y ha hecho en todas las circunstancias llamamientos sinceros a la paz y la armonía.
El Cardenal Bo es al mismo tiempo el punto de referencia para el pequeño rebaño católico del país: unos 800.000 fieles en un país de unos 51 millones de habitantes. Presidió durante muchos años las celebraciones de la Fiesta Mariana Nacional en el Santuario Nacional de Nyaunglebin, dedicada a Nuestra Señora de Lourdes, y que siempre reúnen a decenas y decenas de miles de fieles.
Al enterarse de la noticia de su elección como Presidente de la FABC, el cardenal dijo que esperaba que este nuevo cargo diera mayor credibilidad a su compromiso con la reconciliación a los ojos del gobierno, de la comunidad internacional y de toda la población.
Fuente: Radio Vaticana