El lugar elegido para celebrar el quinto aniversario de su beatificación ha sido simbólico y fue designado el “Clarisseum”, que en el pasado fue la sede de la Inspectoría Húngara. Esta es una presencia salesiana en la que el mártir Stefano Sándor vivió y trabajó y que fuera clausurada por regímenes comunistas. Hace pocos días, el gobierno devolvió a la Congregación Salesiana una parte de todo el complejo.
El 20 de octubre, en el gran salón de la obra salesiana se presentaron algunas ponencias a cargo del P. József Havasi, ex inspector de los Salesianos de Hungría que conoció personalmente al Beato. Exhibió su testimonio János Pokorni, quien compartió la celda con Sándor; y Judit B. Varga, presentó un informe histórico sobre el salesiano. Las conferencias recordaron la figura de Stephen Sándor y celebraron la devolución del edificio “Clarisseum” a la Congregación Salesiana.
El P. Béla Ábrahám, Inspector, durante la celebración de la Santa Misa, enfatizó que el Beato Stefano Sándor cumplió el deseo de Don Bosco de educar a los muchachos de la calle para que pudieran convertirse en santos. Dio un ejemplo de laboriosidad y cercanía humana, haciendo gestos simples en la vida diaria y en la misión entre los jóvenes. “Literalmente ofreció su vida, permaneciendo coherente con sus convicciones profundas. De esta manera, llegó a la santidad y ahora intercede ante Dios por nosotros, que tenemos la alegría de continuar el trabajo como salesianos, aquí donde él inició su obra”, manifestó el Inspector.
Al final de la celebración, el P. Béla bendijo la parte que fuera restituida a los salesianos y expresó su agradecimiento a Dios, al Beato Sándor y a todos aquellos que trabajaron para lograr el objetivo deseado.
“Esta obra salesianas es una nueva posibilidad para que nosotros podamos trabajar con mayor vitalidad en beneficio de los jóvenes”, concluyó finalmente.