Después de una reunión con una religiosa, decidió inscribirse en un curso profesional en ingeniera eléctrica en una escuela profesional salesiana. “Cuando reanudé mis estudios en 2016, me sentí feliz de nuevo - dice Grace -. Todos los días aprendía algo nuevo. Realicé una pasantía de dos meses en una empresa. No todo fue fácil: hubo dificultades lingüísticas y yo también fui la única muchacha. A veces no me sentía cómoda en aquella empresa, pero quería aprender. Mucha gente piensa que solo los varones pueden convertirse en electricistas. Pero me alegré poder decepcionarlos: ¡mi tutor me dijo que soy la mejor en mi clase! Y esto me animó a realizar mi sueño”.
La historia de Grace ilustra cuán importantes son las escuelas de Tanzania para la igualdad de género. Originalmente las escuelas estaban diseñadas para proporcionar capacitación solo para los muchachos. Las escuelas profesionales de Tanzania ahora cuentan con un promedio de 38% de las niñas entre la población estudiantil, mientras que en 2015 solo eran de un 11%.
Abrir las puertas de las escuelas profesionales salesianas en Tanzania es necesario por muchas razones. Por razones de justicia social, para evitar los matrimonios precoces, para apoyar el crecimiento y desarrollo del país, que requiere un mayor número de personas cualificadas, y porque “educar a una niña o una muchacha significa educar a toda una sociedad”, como dice un lema de Tanzania.
Este cambio no es tan fácil de lograr, especialmente en el contexto de la Formación Profesional, a menudo considerada una fortaleza masculina. En Tanzania, el cambio no vino solo. Las escuelas salesianas han organizado una serie de acciones para alentar a las muchachas a matricularse en escuelas técnicas y profesionales. La campaña “Binti Thamani” (literalmente, “niña preciosa”) sensibilizó a los alumnos, profesores y padres sobre la igualdad de oportunidades para muchachos y muchachas en materia de educación, capacitación técnica y trabajo.
Muchas de las jovencitas no sabían que podían asistir a cursos de capacitación profesional. La campaña ha llegado a 3.000 muchachas y el número de mujeres en las escuelas salesianas continúa creciendo año tras año.