Desde hace tres años que se combate constantemente en la ciudad - “Todas las noches caen bombas en los distintos vecindarios, todos los días sabemos de alguien que ha perdido un familiar o un ser querido” –continua el P. Luciano su testimonio mientras de fondo se siente el bullicio de los chicos en el patio del oratorio jugando.
Cuando se le consulta por la situación concreta de la casa salesiana dice: “Nuestra comunidad ha optado por continuar con sus actividades como si no sucediese nada; tratamos de ofrecer a las familias un lugar donde se respire estabilidad y armonía aún en medio del caos, por lo tanto, las actividades de la parroquia y el oratorio siguen su curso normal como lo hacíamos antes de los enfrentamientos, está es una de las pocas estructuras que aún sigue funcionando con cierta normalidad”.
La situación de los cristianos es especialmente difícil y solamente se piensan en escapar, los que tienen dinero y pueden abandonar la Siria ya lo han hecho, los otros buscan refugio en otras ciudades más seguras, pero son muchos los que no tienen ninguna posibilidad y se quedan en Alepo.
Tenemos mucho trabajo; ha aumentado el flujo de personas que vienen a la parroquia solicitando nuestros servicios religiosos, buscando a Dios y también un poco de consuelo. Gracias a Dios, los salesianos nos encontramos bien, recibiendo alguna ayuda que se distribuye entre unas 200 familias que en nuestra parroquia han perdido todo.
Se calcula que actualmente permanecen en Alepo cerca de dos millones de habitantes en este símbolo milenario de la convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes; hoy sólo esperan sobrevivir en Alepo.
Los salesianos de Alepo animan a dos obras, San Jorge, en Alepo, y San Juan Bosco, en Kafroun, con sus respectivos oratorios, una casa de acogida y una parroquia; todas funcionando plenamente al servicio de la gente.