Por: P. Pierluigi Cameroni
Postulador de las Causas de la Familia Salesiana
El lema sacerdotal que el P. Lunkenbein había escogido para su Ordenación Sacerdotal fue: “Vine a servir y dar vida”. En su última visita a Alemania en 1974, su madre le rogó que tuviera cuidado, porque le habían informados de los riesgos que corría su hijo. Él le dijo: “Mamá, ¿por qué estás preocupada? No hay nada más hermoso que morir por la causa de Dios. Este sería mi sueño”.
Con el sacrificio del P. Lunkenbein y de Simão Bororo, se testimonia que hay entre nosotros hombres que viven con radicalidad el Evangelio y que son más fuertes que el mal, más fuertes que aquellos que ganan dinero sobre las espaldas de la gente desesperada y pobre, que aplasta a los demás con la arrogancia y la prepotencia... Los mártires no viven para ellos mismos, no luchan para afirmar sus propios ideales. Aceptan si es el caso, morir solo por la fidelidad al Evangelio. Uno se sorprende por la fortaleza que han tenido tanto el P. Lunkenbein como Simão Bororo y el modo como han asumido la prueba. Esta fortaleza es un signo esperanza que los animaba: la esperanza segura de que nada ni nadie puede separarnos del amor de Dios que nos Jesucristo.