La ciudad representada en el musical, existen unos ancianos que han inventado las gafas negras para no ver los colores que generan el sufrimiento y la tristeza. El rojo que hablaba del amor, ahora sugiere sólo la sangre y la muerte. El amarillo que primero hablaba de la luz, ahora habla de la violencia y del terrorismo. El verde que habla de la vida, ahora significa violencia y escasez de alimentos. Los jóvenes, por lo tanto, no saben de la existencia de estos colores, porque siempre usan y en todas partes, las gafas negras.
Usan las gafas negras hasta el día en que se les apareció un hombre que es el Señor de los colores: vestido de colores, no utiliza anteojos y crea un escándalo en la ciudad. Será procesado y será alejado. Pero, su predicación, busca convertir los corazones. En la escena aparece un joven llamado Lucio (Nour) que busca dar sentido a su vida y va a ser quien lo escuche. Se quita las gafas y ve al Señor de los colores como realmente es. Y desde ese momento se iniciará la llamada a todos los ciudadanos a cambiar la visión y mirar a la persona que le da sentido a la vida con los colores.
La recomendación profunda de este musical es enviar un mensaje muy fuerte a la gente de Alepo, que por las atrocidades que vivimos estamos con el riesgo de cerrar los ojos y usar gafas de la indiferencia frente al mal que afecta a todos.
"El señor de los colores, de nuestra vida como cristianos, es Cristo. Sólo Él da sentido. Ya que todo aquí en Alepo es muerte, queremos decir un sí a la vida ", dice el P. Jabloyan.
La realización de esta obra teatral en estos tiempos difíciles de la guerra es un deseo de los jóvenes del Oratorio Salesiano de Alepo a vivir la espiritualidad salesiana, la espiritualidad de la resurrección y de la alegría, sin rendirse frente al mal que se vive todos los días.
Publicado el 02/03/2016