Sudán del Sur desde hace tres años sufre las consecuencias de una guerra civil que no perdona nada: vidas humanas, actividades productivas, infraestructura... Con la población en su nivel más bajo, y debilitado por el hambre; el apoyo internacional es para muchas personas el único camino de salvación.
A principios de marzo, sin embargo, el Parlamento votó una medida que aumentó el costo de los permisos de trabajo para los extranjeros de 100 a 10.000 dólares, motivados por la necesidad de hacer frente a la crisis. Una medida que agravaba evidentemente los efectos de la crisis, porque permití la salida del país de los trabajadores extranjeros, incluyendo voluntarios y misioneros.
Afortunadamente el gobierno cambió de opinión: el primer fin de semana de abril, el ministro de Economía, el Sr. Stephen Dhieu Dau, anunció la suspensión de la medida, y en espera de la derogación de la nueva ley por el parlamento, dejó en claro que “las agencias gubernamentales continuarán aplicando las antiguas tarifas de pago”.
Pasado este emergencia burocrática, todavía no se han resuelto todos los problemas que aquejan al estado africano más joven: 7,5 millones de personas que necesitan ayuda y 1 millón de niños sufren de malnutrición aguda.
Los Salesianos en Sudán del Sur recuerdan que no hay tiempo que perder, y piden que cada uno, en su casa, pueda hacer algo, aunque sea el solo preguntarse por la situación, por la gente, por lo que está sucediendo en ese país plagado de tantos males.
Por su parte, los Hijos de Don Bosco acogieron en sus instalaciones a un promedio de 15.000 personas necesitadas de alimento y refugio, y trabajan de acuerdo con toda la Iglesia de Sudán del Sur, el cual, a través de una carta pastoral de sus Obispos manifestaron: “La Iglesia no está a favor o en contra de nadie, ni del gobierno ni de la oposición. Está a favor de las cosas buenas - de la paz, de la justicia, del amor, del perdón, de la reconciliación, del diálogo, de la aplicación de la ley, y del buen gobierno... y está en contra del mal: de la violencia, de las masacres, de las violaciones, de la tortura, del saqueo, de la corrupción y de la discriminación - no importa de dónde provengan y quienes sean los responsables”.