Mafinga es la primera obra donde los salesianos empezaron su actividad misionera, involucrándose en una hermosa labor de evangelización y educación. Abrieron en una Parroquia y junto a ella, fundaron un Hogar para niños y niñas huérfanos.
La entidad “Desarrollo y Prevención del SIDA” (TADEPA) afirma que el “Sida en Tanzania es una verdadera plaga”, ocupando el segundo lugar en mortalidad, dejando a cientos de niños y adolescentes sin familia. El P. Luis Neville trabaja con los huérfanos y en él encuentran al padre que no tuvieron. “Los saludo de parte de los protegidos de Mafinga y les agradezco por ayudarnos. Para la mayoría de los niños, la educación es una oportunidad para cambiar vidas”.
El P. Luis narra la historia de una niña: Leah. Nació en Mamba, y tiene dos hermanos y una hermana. Sus padres eran sencillos labradores. Cuando tenía cinco años, falleció su padre. En 2003 empezó a estudiar y desgraciadamente murió también su madre. Los niños se quedaron solos. Los ancianos del pueblo mandaron a Leah a vivir con la abuela.
El P. Henryk Tucholski, misionero salesiano conoció a la niña. Ella fue incorporada a un programa de “Adopción a Distancia”, resultando ser una excelente alumna. Terminó la escuela, siguió en la Universidad con el deseo de ser una maestra.
Han pasado los años y Leah ya no es una niña, es una señorita que quiere ser maestra. Ya no es huérfana, porque encontró unos padres en los salesianos. “Creemos que dentro de poco tendremos una maestra dedicada a los huérfanos y necesitados de Mafinga, porque ella entiende la situación de la orfandad” – enfatiza el P. Luis.