El año 2005 las hermanas se mudaron a una casa en la zona más pobre de Tiflis, capital de Georgia. Al principio los vecinos observaban a las salesianas con cierto interés, pero cuando se dieron cuenta que eran religiosas católicas, empezaron a desconfiar.
En la Georgia, a los católicos se les considera una secta y se les trata como “extraños”.
Las misioneras no tenían posibilidades para realizar un trabajo apostólico en medio de la gente, ya que los católicos georgianos son muy pocos. Cada día se preguntaban qué se podría organizar para los niños y para los jóvenes de lugar. Una de las personas que llegó a la parroquia les confió que su esposo estaba buscando trabajo desde hace mucho tiempo pero no conseguía; en cambio ella podía encontrar trabajo fácilmente, pero no tenía a nadie con quien dejar su hija. De esta simple manera se dio inicio a la escuela infantil salesiana en Tiflis.
Al principio había solo un grupo de seis niños de familias católicas. Actualmente son unos 30 niños y niñas de dos a seis años. La mayoría de las criaturas son hijos de familias ortodoxas a quienes se les ofrece juegos, actividades educativas, y comida. Muchos niños provienen de familias pobres y necesitan apoyo y gracias al Programa de la Adopción a Distancia a través de la Procura Misionera Salesiana en Varsovia se logra apoyarlos.
En los alrededores de la obra salesiana viven familias pobres. En cada cuarto vive una familia, no importa que numerosa. Las condiciones de vida son muy difíciles.
La escuela infantil de las hermanas no recibe ninguna ayuda del gobierno, por ello el cobro por los servicio es poco. Los padres de familia han comenzado a apreciar el trabajo de las religiosas, incluso, si no tienen dinero para pagar llevan frutas, verduras, miel o aquello que pueden ofrecer.
Al final del trabajo nadie sabe quién recibe más, si las Religiosas por dar su vida, o las familias ortodoxas que llevan a sus hijos; ya que todo lo realizan con amor.
