"La expresión da mihi animas no se limita a referirse a una parte de la persona, sino que se refiere a la persona en su totalidad", explicó el padre Pascual Chávez durante la sesión de la mañana. Luego profundizó en el significado de esta frase, que está en el corazón de la misión salesiana: "Si solo significara promover el desarrollo integral de la persona, no seríamos diferentes de muchas otras instituciones que trabajan en la misma dirección. La palabra animas indica la perspectiva desde la cual operamos y el objetivo final de nuestra misión educativa y evangelizadora."
El padre Chávez invitó a los Capitulares a redescubrir la profundidad de esta tarea, que implica una gran responsabilidad ante Dios. "La salvación no significa llegar al cielo con el menor esfuerzo posible", subrayó. "El ideal de nuestro trabajo educativo y evangelizador es la santidad, es decir, la divinización de nuestros jóvenes."
Con una metáfora impactante, el padre Chávez explicó cómo nuestro Dios Trino, que es Amor perfecto, no se conformó con amarnos a distancia, sino que se hizo hombre en Jesucristo para manifestar su amor de manera tangible. "Exagerando un poco", dijo el padre Chávez, "diría que el Padre, al enviar al Hijo al mundo, le dio esta misión: ¡procura hacerte amar!"
Por la tarde, la reflexión se amplió para incluir un aspecto fundamental de la misión salesiana: la vida fraterna en comunidad. "La vida comunitaria no es solo una cuestión de coexistencia", explicó el padre Chávez, "sino una profecía de comunión, un signo concreto de trabajar juntos para dar testimonio de la unidad y el compartir del proyecto educativo pastoral."
El padre Chávez destacó la importancia de construir relaciones auténticas de fraternidad, basadas en el apoyo mutuo, la convergencia de intenciones y el compartir. "No se trata solo de vivir juntos, sino de vivir como hermanos, apoyándonos y colaborando para un objetivo común."
La celebración eucarística tuvo lugar al mediodía en la basílica y fue presidida por el padre Fernando García Sánchez, Inspector de la Inspectoría de Santiago el Mayor en Madrid. En su homilía, el padre García Sánchez ofreció una reflexión sobre la importancia de una relación personal con Jesús. "Vivimos en un mundo donde a veces falta una conexión profunda con Él", afirmó. "Pero sin Jesús no podemos hacer nada. Debemos renovar nuestra convicción de que Él camina y trabaja con nosotros."
Añadió que esta relación con Jesús nos libera de los juicios externos y nos permite acoger la paz que Él nos da. "Ante los desafíos que este CG29 también busca afrontar, es necesario superar el fatalismo que adormece el corazón y nos empuja a la queja. El poder transformador del Evangelio nos da una libertad y una paz que nadie puede quitarnos." Con una imagen sugestiva, el padre García Sánchez concluyó: "Habiendo probado el Pan de Cristo, los demás panes nos dejarán insatisfechos."
Las reflexiones del segundo día del CG29 fueron un llamado a los Delegados a asumir la responsabilidad de la misión salesiana, que no se limita a la educación, sino que apunta a la santidad y a la transformación de las vidas jóvenes. La vida comunitaria, vivida en fraternidad y en el compartir, se convierte en un signo profético que testimonia el amor de Dios.
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