La Inspectoría ha señalado específicamente que este es uno de los sectores en los que en el próximo sexenio será necesario un mayor compromiso. El hecho de que el Rector Mayor, por primera vez en setenta años de vida de la inspectoría, haya recomendado una respuesta pastoral a las necesidades de los trabajadores migrantes, demuestra cuánto ha cambiado el entorno social surcoreano.
La respuesta concreta llegó el 22 de enero de 2025, cuando se inauguró una comunidad para trabajadores migrantes en Hwaseong City, en la provincia de Gyeonggi-do. Se trata de una sede temporal, ubicada en el edificio 1101 de O2 Grande Apartments, Hyangnam-eup. Allí, durante los próximos dos o tres años, vivirán tres salesianos y operarán bajo el nombre provisional de Don Bosco Migrant Workers Center (Centro Don Bosco para Trabajadores Migrantes).
Esta casa, que tiene la naturaleza de una comunidad internacional, contará con sus primeros miembros: el director, el padre Mark Kim Pyungan, el ecónomo, el padre Benedict Kim, y el padre Olivio da Costa, de Timor Oriental. “Cuando se camina en un campo cubierto de nieve, no se debe caminar de manera descuidada, porque las huellas que dejen hoy se convertirán, sin duda, en una guía para quienes les seguirán. Creo que esta famosa cita es una buena inspiración para esta comunidad que inicia hoy”, con estas palabras, pronunciadas durante la homilía, el padre Marcello Baek Kwanghyun, inspector de Corea del Sur, exhortó a la naciente comunidad a establecer correctamente su dirección pastoral y a responder adecuadamente a las necesidades de los migrantes, colaborando con la Iglesia local.
También el padre Francis Javier Cho Young-Jun, decano de la parroquia de la ciudad de Hwaseong, en la diócesis de Suwon, expresó su alegría por este nuevo proyecto y compartió sus expectativas para el futuro. “Felicito sinceramente y doy la bienvenida a la apertura de la comunidad salesiana en nuestra ciudad de Hwaseong, donde hay un gran número de inmigrantes –dijo–. Así como Don Bosco se dedicó a la juventud pobre, ahora los salesianos ayudarán a los pobres de aquí. La mayoría de los inmigrantes en nuestra ciudad trabaja todo el día y, en consecuencia, les queda poco tiempo para cuidar de sus hijos. Hay áreas en las que nuestra Iglesia no puede responder a sus necesidades, y espero que los salesianos asuman este papel con las capacidades que los distinguen”, concluyó. “Queremos convertirnos en una comunidad que responda de manera justa a la Iglesia y a la sociedad, y que pueda cumplir con las expectativas de la inspectoría”, expresó por su parte el padre Mark Kim Pyungan. Se espera que esta nueva comunidad dedicada a los migrantes arraigue bien en Hwaseong y sea un testimonio vivo del Evangelio para los trabajadores migrantes y sus hijos, quienes hoy son los más pobres entre los pobres.