Haití vive una crisis sociopolítica sin precedentes que ha comprometido gravemente la estabilidad económica y social. La inseguridad, especialmente en Puerto Príncipe y sus alrededores, dificulta la vida cotidiana y golpea duramente las infraestructuras estatales y comunitarias.
“Nos enfrentamos a conflictos sociales que llevan al aumento del desempleo y a la pérdida de ingresos, porque interrumpen la actividad económica, destruyen las infraestructuras sociales y generan incertidumbre, fomentando la pérdida de capital y causando inestabilidad familiar y comunitaria”. Esta inestabilidad también se refleja en la vida consagrada. Las comunidades religiosas enfrentan un creciente sentido de frustración, la pérdida de valores cristianos y, en ocasiones, comportamientos distorsionados. La crisis afecta la misión educativa y pastoral salesiana, dificultando mantener el ritmo y la calidad de las actividades en favor de los jóvenes y los pobres. Sin embargo, el difícil contexto no debe hacer olvidar, como señaló el padre Bonhomme, que “los religiosos son personas consagradas que hacen de Dios la esencia primaria de sus vidas. Los consejos evangélicos que todos hemos profesado lo expresan claramente. Y este compromiso debe ser profundizado, reforzado y purificado mediante la oración personal y comunitaria, la meditación frecuente, la adoración del Santísimo Sacramento y el acompañamiento espiritual”.
Dentro de las comunidades religiosas, emergen dificultades relacionadas con la falta de humildad, la rigidez y las tensiones interpersonales, que obstaculizan el trabajo colectivo. Para enfrentar estos problemas, el superior subrayó la importancia de respetar el código ético y deontológico que guía los comportamientos adecuados y promueve una convivencia armoniosa. Además, destacó que cada responsabilidad implica un sentido de responsabilidad, madurez, pertenencia, fe, acogida, escucha, actitud de servicio y humildad.
Otro tema crucial es la formación de los jóvenes hermanos, obstaculizada por problemas logísticos y burocráticos, como la dificultad para obtener documentos y visados. Sin embargo, soluciones creativas, como la puesta en marcha temporal de cursos alternativos, demuestran el compromiso de la Congregación en superar los obstáculos. Otros temas abordados en la intervención del padre Bonhomme incluyeron la formación de las Comunidades Educativo-Pastorales como ejes centrales de la pastoral salesiana y su existencia en función de la implementación del Proyecto Educativo-Pastoral Salesiano; la situación de algunos salesianos ancianos y enfermos; actualizaciones sobre el Capítulo General vigésimo noveno y sobre la implementación de las deliberaciones del Capítulo Inspectorial; y algunos avances relacionados con las estructuras operativas de la Visitaduría.
A pesar de las dificultades, el tiempo navideño fue una oportunidad de reflexión y regeneración espiritual. El padre Bonhomme invitó a los salesianos a redescubrir la comunidad como un lugar de comunión y fraternidad, y exhortó a las comunidades a emprender iniciativas concretas para promover la paz, la solidaridad y la esperanza, especialmente entre los jóvenes y los más pobres. Finalmente, el superior expresó sus mejores deseos para el nuevo año jubilar, agradeciendo el compromiso y la dedicación de sus hermanos, invitándolos a mirar al futuro con fe y determinación, y animándolos a vivir con entusiasmo su misión hacia los jóvenes más vulnerables.