“Aquí tienen la oportunidad de sentirse valorados, de descubrirse ‘recurso’ – explica el padre Galia – y de experimentar una vida legal, serena. Para cada uno hay un proyecto educativo en el que entran el voluntariado y la actividad laboral, fundamentales para la liberación de la persona”.
Estas actividades se llevan a cabo gracias a la Cooperativa Salesiana “Differenze”, asociada a “Salesiani per il Sociale APS”, con diecinueve empleados, de los cuales catorce provienen del mundo de la detención. Entre ellos se encuentra Mustafa (nombre ficticio), quien hace algunos meses terminó de cumplir su pena. “Este trayecto me hizo mirar al futuro, me ayudó a integrarme. He cambiado, estoy orgulloso de mí mismo. Encontré personas que me mostraron el camino correcto”.
En la comunidad se vive como en familia, gracias también a la presencia las veinticuatro horas del día de las Hermanas Poverelle, de Bérgamo. Una obra diocesana “fruto de una unión de carismas – continúa el padre Galia – en una innovación profética, en la que las congregaciones entienden que deben unir fuerzas”. Los trayectos varían según la duración de la pena, pero siempre se basan en el espíritu de familia y en el ser comunidad “mixta”, donde se crece en la equidad de género, la interculturalidad y en el carácter ecuménico, donde la oración se convierte en ocasión de diálogo y encuentro.
Silvia (nombre ficticio) vive hoy con sus hijos y trabaja. La conoció por primera vez al padre Galia hace unos diez años, en prisión: “Además de mi libertad, había perdido mi identidad: gracias a la escucha comencé un trayecto importante”. Hace aproximadamente seis años, llegó a la comunidad. Cuenta: “Hacía la limpieza, ayudaba a cocinar, lo que se hace en una casa. Para mí fue un nuevo comienzo: la posibilidad de reconstruir relaciones, recuperar la intimidad con mis hijos. Recuperé seguridad, dignidad, esa normalidad que me había sido arrebatada. Ayudar a las hermanas en la cocina es una forma de devolver el favor recibido. Todavía hoy allí me siento importante”.
Enzo y Agim (nombres ficticios), jóvenes detenidos que cometieron delitos cuando eran menores de edad, comenzaron hace algunos años a trabajar en la digitalización del archivo del antiguo penal del Parque Nacional de Asinara. Hace poco tiempo, la Comunidad se convirtió en “casa” para ambos. “Estoy tratando de devolver la confianza que se me dio, haciéndome útil para los demás. Crecí sin referentes, aquí entendí el valor de la familia”, afirma Enzo.
“Me siento libre, al menos en estas horas del día – dice Agim –. Aquí no hay rejas ni llaves, no recibimos órdenes, sino responsabilidades. Vienen a visitarnos chicos de escuelas y parroquias, y nosotros vamos a visitarlos: si alguien llega a contarse, significa que ha transformado su sufrimiento en algo bueno. Hagan entender a los jóvenes que los errores se pagan, pero que si se quiere y gracias a las personas adecuadas, se puede salir mejores de la cárcel”.
La comunidad trabaja junto con la Oficina de Ejecución Penal Externa, el tribunal de Vigilancia de Sassari y la cárcel, no solo con la de Bancali; además, forma parte del Coordinamiento regional de las comunidades (ocho en total) involucradas en la acogida del mundo de la detención, apoyadas por la región: “Un valor añadido para influir a nivel político, pero también para intercambiarnos entre nosotros”, declara el padre Galia. Para garantizar la actividad de la comunidad, también está la Iglesia de Sassari, gracias al 8×1000 y al auto-sostenimiento, por ejemplo, con la venta de los productos cultivados en el huerto, donde algunos de los huéspedes realizan sus cuatro horas de voluntariado cada tarde. Otros acompañan a los niños de las escuelas en visitas a la granja didáctica. Actividades orientadas al cuidado de la naturaleza y los animales, pero también para enseñar un oficio, gracias al acompañamiento de tutores y a cursos de formación profesional.
Finalmente, tal como lo hacía Don Bosco, el programa incluye momentos y experiencias de convivencia comunitaria al aire libre y fuera de la ciudad, e incluso está prevista para el próximo año la participación de la comunidad en el Jubileo de los Detenidos, el 14 de diciembre de 2025, en Roma.