Es interesante ver cómo este aporte de la Congregación es muy apreciado por las diócesis, movimientos, asociaciones y cómo abre el diálogo y el intercambio sobre estas temáticas.
Precisamente, en la exhortación apostólica Christus Vivit, el papa Francisco afirmó que los jóvenes de hoy “reconocen que el cuerpo y la sexualidad son esenciales para su vida y para el crecimiento de su identidad. Sin embargo, en un mundo que enfatiza exclusivamente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas” (n. 81).
La comunidad cristiana, por lo tanto, no puede permanecer inmóvil; al contrario, debe comprometerse a apoyar a los jóvenes en el descubrimiento de sí mismos y de su afectividad. Esta sensibilidad es compartida y profundizada en la diócesis de Bari, donde existe una coordinación diocesana para una Pastoral Inclusiva que colabora con el servicio diocesano de Pastoral Juvenil y de Pastoral Familiar. Esta colaboración es necesaria por la conciencia de integrar diferentes aspectos, ya que, como afirma el papa, “En los jóvenes también están los golpes, los fracasos, los recuerdos tristes clavados en el alma. […] Jesús se hace presente en esas cruces de los jóvenes, para ofrecerles su amistad, su alivio, su compañía sanadora, y la Iglesia quiere ser su instrumento en este camino hacia la restauración interior y la paz del corazón.” (n. 83).
El evento incluyó diversas intervenciones, expresiones del enfoque multidisciplinario adoptado en la diócesis. En la jornada del viernes 8 de noviembre, el recorrido de profundización contó con una primera sesión de apertura guiada por el padre Gian Luca Carrega, sacerdote de la diócesis de Turín, quien ilustró a través de algunos modelos bíblicos la dimensión elevada, aunque accesible, del amor propuesto por Dios al ser humano.
Luego, en la jornada del sábado 9, tuvo lugar el debate dirigido por la doctora Sinagoga y el padre Roberto Massaro, teólogo moralista y sacerdote de la diócesis de Conversano-Monopoli, quienes profundizaron juntos en el tema de la educación en el amor de los jóvenes, presentando nuevas perspectivas éticas y pedagógicas.
Los dos días de congreso, que reunieron a un público amplio e interesado en la temática, constituyeron un paso significativo en el camino emprendido por la diócesis de Bari y un modelo de referencia para las comunidades cristianas, para que se conviertan cada vez más en lugares donde los jóvenes se sientan en casa, acogidos, integrados y animados a descubrir la obra maestra que Dios ha preparado para cada uno de ellos.