San Lorenzo enfrenta notables desafíos de pobreza, especialmente entre las etnias que bajan al pueblo por razones de salud, encontrándose a menudo en una soledad absoluta. “La pobreza es más fuerte y evidente en los ancianos”, explica la señora Tula Pizuri, encargada de la cocina en el comedor Mamá Margarita. Este comedor atiende a unos 50 necesitados diariamente, y aquellos que tienen poco dinero y compran la comida. Muchos de ellos son ancianos, cuyos hijos han emigrado a la ciudad, olvidándolos para siempre.
Los salesianos de Don Bosco, con casi 25 años de presencia en la selva, decidieron en 2001 establecer una misión en San Lorenzo, convirtiéndola en un punto de referencia para los misioneros y en un servicio educativo y pastoral para los jóvenes. En respuesta a la indigencia visible, especialmente entre los ancianos, la comunidad salesiana inauguró el comedor Mamá Margarita, hace un año.
“Mamá Margarita es el comedor de los pobres y de los ancianos”, comenta la gente del lugar. Gracias a esta obra, muchos pueden asegurarse al menos una comida al día. En esta iniciativa impulsada por el P. Raúl Acuña y un grupo de laicos comprometidos; quienes, tras un año de labor, mantienen el mismo entusiasmo del principio. “Si nos falta algo para preparar la comida de cada día, Dios proveerá”, repite con fe la señora Pizuri.
El comedor Mamá Margarita no solo ofrece alimentos, sino también esperanza y una palabra de aliento para los más vulnerables de San Lorenzo. Su labor es vital para aquellos que, por diversas circunstancias, se encuentran sin el apoyo de sus familiares. La dedicación de los salesianos y voluntarios demuestra un profundo compromiso con los valores de caridad y servicio.
Para aquellos que deseen apoyar este proyecto, pueden contactarse con la Fundación Don Bosco, directamente con la Sra. Lourdes Liendo. Esta colaboración es crucial para mantener y expandir la capacidad del comedor, asegurando que continúe siendo un refugio para los necesitados.
El trabajo del comedor Mamá Margarita es un testimonio de solidaridad y fe. Mientras la población de San Lorenzo sigue enfrentando desafíos, la presencia de este comedor representa una luz de esperanza y un ejemplo de cómo la acción comunitaria puede marcar la diferencia.
Fuente: Salesianos de Perú