A las 6:00, el Cardenal y Arzobispo Titular de Ursona, junto con la delegación que lo acompaña, partieron de Lubumbashi hacia Sakania. La primera parada fue Kasumbalesa, localidad en la que el X Sucesor de Don Bosco se detuvo para encontrarse con el Obispo local, Monseñor Gastón Ruwezi, SDB. Este último, asistido por algunos sacerdotes, acogió al Cardenal y su delegación en la parroquia de San Pablo en Kasumbalesa, presentándole de manera amistosa y fraterna la historia y los proyectos futuros de la Diócesis, en un discurso leído por el Vicario General, Monseñor Gastón Kibilo.
De 9:00 a 10:15, el Cardenal junto a quienes lo acompañan en esta visita se dirigieron a Mokambo, segunda y última parada antes de llegar al destino. Allí se encontró durante quince minutos con los cristianos y los miembros de la Familia Salesiana en la gran iglesia parroquial de San José, ofreciéndoles algunas palabras de consuelo, oraciones y una solemne bendición.
Alrededor de las 11:20, el Arzobispo de Ursona entró en Sakania, recibido por una gran multitud de fieles. El rostro y los gestos del X Sucesor de Don Bosco frente a la gran asamblea mostraron lo emocionado y profundamente conmovido que estaba por esta acogida tan espontánea por parte del pueblo de Sakania – entre los cuales también había varias autoridades políticas y administrativas locales y el Rector de la Universidad de Lubumbashi.
Luego, durante la Misa que presidió en la plaza de la parroquia de Santo Domingo Savio, el Rector Mayor examinó la liturgia del día, deteniéndose en tres palabras clave del Evangelio propuesto para la fiesta de San Matías: amor, alegría y elección.
“Ámense unos a otros como yo los he amado”, recordó primero el Cardenal Fernández Artime citando uno de los dichos más conocidos de Jesús. Luego, sobre la alegría, añadió: “África es alegre. Cuando visitamos África, y hoy Lubumbashi y Sakania, los cantos y danzas que forman parte del programa son una clara expresión de esta alegría. Que esta alegría nazca de la fe como discípulos del Señor Jesús”.
Finalmente, sobre la tercera palabra, concluyó: “Todos somos elegidos y llamados por Dios a llevar a cabo la misión. Recordemos las palabras del Señor Jesús: ‘No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes y los designé para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca’” (Juan 15, 16).