Primero fue el terremoto de 2010, que sumió al país en una pobreza extrema de la que no se ha recuperado. Después, la crisis económica, la imposibilidad de controlar la violencia callejera, el asesinato del presidente y un nuevo terremoto en 2021, lo que unido las tormentas tropicales y a la pandemia han sumido a la población en una situación de urgencia humanitaria continua.
Hace aproximadamente dos semanas, el anuncio del ya ex Primer Ministro Ariel Henry de que las elecciones tendrían lugar antes de agosto de 2025 (siendo que su mandato como Primer Ministro ya había expirado el 7 de febrero pasado) sumió al país en el caos más absoluto. Las bandas criminales, que dominan todos los barrios de la capital y las comunicaciones en el país, elevaron el nivel de violencia con amenazas de una guerra civil si el primer ministro, que se encuentra en Puerto Rico, no renunciaba al cargo. Los líderes de estos grupos criminales iniciaron asaltos a las principales cárceles del país, liberaron a más de tres mil quinientos reclusos y centraron sus ataques en las inmediaciones del Palacio Nacional y el aeropuerto.
“La situación en Haití es caótica. No hay palabras para describirla. Estamos viviendo un infierno”, explican los salesianos que siguen intentando trabajar en el país y atender a la población tras una oleada de violencia sin precedentes.
Haití está a la espera del despliegue de una misión internacional de apoyo a la seguridad liderada por Kenia y que en octubre pasado aprobó Naciones Unidas. Mientras tanto, el país sobrevive en medio del colapso institucional, de la incapacidad de la policía y el ejército para hacer frente a las bandas criminales y con una población que no tiene para comer.
“Los Salesianos, de momento, estamos bien, pero no podemos desarrollar ninguna actividad desde el 29 de febrero, cuando se inició esta situación”, añaden los salesianos. Desde entonces, la violencia entre las bandas estalló. “Las bandas están saqueando las comisarías de policía y todo lo que encuentran a su paso, los negocios, los comercios… quieren tomar el Palacio Nacional, el aeropuerto”, explican.
En la capital, Puerto Príncipe, se suceden los tiroteos entre las bandas y con la policía, y los secuestros están a la orden del día. Desde enero, más de mil doscientas personas han muerto asesinadas, según Naciones Unidas. El país se encuentra al borde del colapso y paralizado, explican las agencias internacionales, que recuerdan que esta inestabilidad ha dejado ya trescientas mil personas desplazadas.
Las bandas armadas controlan el 80% del territorio de la capital, Puerto Príncipe, los hospitales no tienen capacidad de atender a los heridos, muchos comercios han sido saqueados en las últimas jornadas, y hay cadáveres comenzando a descomponerse en las calles en los alrededores de las cárceles donde se produjo la fuga masiva el sábado pasado, anto es así que ya se han registrado varios casos de cólera.
Los salesianos trabajan en Haití desde 1935. Sus obras educativas se extienden por ocho ciudades del país y atienden cada año a más de veintidós mil menores y jóvenes en centros escolares, de formación profesional, centros juveniles y hogares de acogida.
El futuro de Haití es complejo. “Vivimos con temor el día a día porque no se sabe lo que puede pasar un minuto después. Esta es nuestra vida en los últimos días, por lo que pedimos oraciones y que no se olviden de nosotros”, finalizan los salesianos desde la capital de Haití.
Fuente: Misiones Salesianas