Vera Grita nació en Roma el 28 de enero de 1923. Su vida está marcada por diversos tipos de sufrimiento: las dificultades económicas de la familia, que desde Roma la obligaron a mudarse primero a Sicilia y luego a Savona; la Segunda Guerra Mundial; la enfermedad degenerativa que tuvo que enfrentar durante muchos años.
Hija de Amleto Grita, fotógrafo de profesión, y de Zacco Marianna della Pirrera, de una familia noble, Vera era la segunda de cuatro hermanas. Por razones económicas, a la edad de once años tuvo que abandonar a su familia junto con su hermana menor Liliana para reunirse con las tías paternas en Módica. A los diecisiete años se reunió nuevamente con su familia, que se había trasladado a Savona, y allí obtuvo el diploma en el Instituto Magistral. Sin embargo, tuvo que renunciar a estudios universitarios para ayudar económicamente a la familia después de la muerte prematura de su padre.
Durante el bombardeo de Savona en 1944, Vera fue arrastrada y pisoteada por la multitud que, huyendo, buscaba refugio en un refugio subterráneo: se le diagnosticó el síndrome de aplastamiento con daño muscular que afectó todo su organismo, dañando especialmente los riñones. Durante los siguientes veinticinco años, Vera tuvo que enfrentar largas hospitalizaciones. Sus precarias condiciones físicas no le impidieron ganar un concurso como maestra en las escuelas primarias. Trabajó en Rialto, Erli, Casanova di Varazze, Deserto di Varazze y otros pueblos del interior de Liguria, incluido Alpicella, una fracción del Municipio de Varazze, que conmemoró a la Sierva de Dios en junio de 2023.
Fue asignada a esa escuela en octubre de 1959 para enseñar a los niños de primero y segundo grado: "Entendemos así formar una sola familia", escribió Vera en el registro de clase, "el niño de primero (grado), siguiendo el ejemplo de Santa Teresita del Niño Jesús, elige una hermanita entre las compañeras de segundo grado para que las mayores protejan y guíen a las más pequeñas y aprendan a amarse mutuamente. Les pregunté cuál sería el nombre que podríamos poner en la puerta del aula, y Emilia, una alumna de segundo grado, sugirió esto: 'la familia de la escuela'". Y esa escuela también comenzó a ser llamada por los niños "la casa de la alegría".
Entre los alumnos de Vera se encontraba el Padre Lorenzo Caviglia, párroco muy querido por toda la Comunidad de Alpicella, que falleció prematuramente en 2007. "Tuve la alegría de conocerlo personalmente hace veintiún años en 2002", dice María Rita Scrimieri, Salesiana Cooperadora, "mientras buscaba a los alumnos de Vera para recopilar testimonios con miras a la causa de beatificación... Recordaba muy bien a su maestra Vera y nos confió que no la había olvidado, sobre todo por un detalle que de niño le llamó la atención y le causó asombro: durante el Vía Crucis que todos los niños hacían con la maestra, Vera a veces se conmovía hasta llorar".
En Alpicella, el 6 de octubre de 1959, Vera tuvo su primera experiencia mística: "Hay un llamado del Cielo: el Cielo que se inclina sobre una de sus criaturas para regalarle en la tristeza la mayor Gracia", así comienza el primer mensaje que Vera recibió, escribió en una hoja y guardó en el secreto de su corazón. Vera escribió en trece cuadernos lo que Jesús le comunicaba, cuadernos que se guardan en la Curia de Savona y que se han publicado en el libro "Llévame contigo" (Elledici, 2017).
La mitad del 10° cuaderno, la mitad del 12° y todo el 13° fueron escritos en el Hospital Santa Corona de Pietra Ligure, donde Vera pasó varios períodos de hospitalización y donde falleció en 1969.
La vida de Vera destaca cómo atravesó estos eventos negativos, enfrentándolos con la fuerza de la fe en Jesucristo, testimoniando así, en su corta y sufrida vida, una fidelidad heroica al Amor crucificado y resucitado. Fidelidad que, al final de su vida terrenal, el Señor recompensará dándole un nombre nuevo: Vera de Jesús. "Te he dado mi Nombre santo, y a partir de ahora te llamarás y serás 'Vera de Jesús'" (3.12.1968).
El 14 de diciembre de 2022, la Congregación para las Causas de los Santos reconoció la validez del Proceso Diocesano de la Causa de Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios Vera Grita, que se cerró en Savona el 15 de mayo de 2022.
