República Democrática del Congo - Los desplazados acogidos en "Don Bosco Shasha", víctimas de una miseria que no quieren ver

11 Agosto 2023

(ANS - Shasha) - Shasha es una pequeña parte del pueblo de Kituva, en el territorio de Masisi, República Democrática del Congo. Esta parte del pueblo está situada a orillas del lago Kivu, en la carretera nacional nº 2, que une las ciudades de Goma y Bukavu. En esta aldea, desde el 10 de febrero de 2023, varios centenares de personas se han refugiado en el campo de fútbol de la escuela primaria Don Bosco Shasha, buscando asilo tras haber abandonado sus hogares por miedo a los enfrentamientos que les amenazaban.

Los alumnos de la escuela salesiana, asombrados y conmocionados por lo sucedido, ya no sabían cómo estudiar correctamente. Esto llevó a los salesianos a conceder un permiso a los alumnos, mientras los evacuados ocupaban también las aulas. En total, había setenta y nueve familias, cada una con una media de seis personas. Pero como la situación persistía y el número de evacuados aumentaba, los salesianos, que no querían dejar a sus alumnos sin clases durante demasiado tiempo, se enfrentaron al jefe del pueblo. Al final, con el consentimiento de los superiores salesianos y de acuerdo con la petición del jefe de la aldea, al igual que el pueblo de Israel había acampado en el desierto, los desplazados se instalaron definitivamente en el campo de fútbol del centro salesiano de Shasha. "Para ellos empezaba una nueva vida. Intentando vivir, sin esperanza de sobrevivir", atestigua el Padre Kizito Tembo, responsable de la comunidad salesiana de Shasha.

"Ante esta miseria, ¿quién podía cerrar los ojos? En el campo, la vida parecía haberse detenido. Los alumnos que estudiaban en sus escuelas, los padres que tenían sus propios campamentos, los jóvenes que se las arreglaban con algunos trabajos, ya no pueden hacerlo... La guerra lo ha paralizado todo", añade el salesiano.

Los desplazados se levantan por la mañana sin saber qué comerán ni cómo acabará el día. Peor aún es cuando llueve. Las familias tienen que apiñarse alrededor del fuego para mantenerse calientes. Y las enfermedades han empezado a cobrarse víctimas. En una tierra extranjera, sin salida ni esperanza para el mañana, los problemas nunca vienen solos. En este caos, que no dice su nombre, la peor situación la viven siempre las clases más vulnerables: las mujeres embarazadas, los ancianos, los enfermos y los niños.

Miseria sobre miseria. Tras un largo viaje como exiliados en su patria, los que habían cogido alguna enfermedad por el camino empezaban a morir; el cólera, el sarampión y la desnutrición hacían mella en los niños; las mujeres embarazadas sufrían abortos y algunos bebés nacían ya muertos; las mujeres lactantes no tenían suficiente leche materna: una verdadera desgracia para los niños.

"Ante una situación así, el silencio es complicidad. Peor aún es el silencio de las organizaciones humanitarias que, a pesar de conocer esta situación, porque sus agentes han venido a ver, visitar e identificar, no hacen nada para ayudar a estas personas que sufren terriblemente", comenta amargamente el Padre Tembo.

Son muchas las lacras que afectan a esta pobre gente. En cuanto a la vivienda, sus chozas no tienen lona. Y cuando llueve, el agua de lluvia entra en las chozas y los desplazados se empapan. Muchos han caído enfermos y, sin cuidados ni alimentos adecuados, han tomado medicinas sin tener qué comer. Pero la medicina sin comida se convierte en veneno. Y así, los niños desnutridos murieron de la noche a la mañana.

Los salesianos se organizaron para ofrecerles consuelo espiritual y material. Celebran misa para ellos todos los domingos con los cristianos de Kirotshe, están disponibles para escucharlos y darles los sacramentos. Después, con el apoyo de algunos amigos y bienhechores, empezaron a dar gachas a los niños desnutridos y una comida al día para salvar al menos a algunos de los más expuestos; y, tras alimentar a los más vulnerables, también dan de comer a los adultos que se acercan a recibir sus raciones.

Los Salesianos pretenden dar a todos los niños la posibilidad de volver a la escuela con los demás alumnos a partir del inicio del próximo curso, en septiembre de 2023, en la escuela primaria Don Bosco Shasha y enseñar uno o varios oficios a quien lo desee, a través de un centro de formación profesional.

"Frente a esta multitud de personas en la miseria, nuestra acción es como una gota en el océano", comparte el Padre Tembo. Y concluye con un llamamiento: "Invitamos a todos, en todo el mundo, a acudir en ayuda de todas estas personas que sufren terriblemente una miseria que no quieren ver y cuyo final solo Dios conoce".

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