Desde Polonia, los jóvenes polacos que viajan con el Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) partieron el sábado 22 de julio. Una peregrina, Ada Łomnicka, cuenta: "Poco después del amanecer, las calles de Cracovia empezaron a llenarse de jóvenes de toda Polonia, que ya pensaban en Lisboa. Puntualmente a las nueve de la mañana, comenzó la Santa Misa, que nos introdujo en la recta final de varios años de preparativos".
La celebración estuvo presidida por el Inspector de Cracovia, Padre Marcin Kaznowski, quien, en su homilía, subrayó que, más allá del viaje geográfico de camino a Portugal, todos los presentes se encontraban ya, de hecho, en un viaje espiritual aún más exigente, durante el cual a veces podíamos perdernos e incluso perder a nuestro guía, Jesús. Sin embargo, la invitación del Inspector era a no dejar nunca de buscarlo. "Que este viaje nos ayude a estar atentos a los signos de Dios", concluyó el Padre Kaznowski.
"El himno de la Jornada Mundial de la Juventud, interpretado al final de la Eucaristía, nos llenó de energía y entre risas y charlas nos pusimos en marcha", continuó la joven Ada en su relato, "Durante el viaje escuchamos un interesante podcast en a través del cual nos animaban a 'esperar lo inesperado'. Así que ahora esperamos muchas gracias".
Y la primera de estas gracias la recibieron los peregrinos polacos del MJS ya al día siguiente, domingo 23 de julio. Después de un viaje que duró un día y una noche, se despertaron en Turín, y pudieron visitar la cuna del carisma salesiano, Valdocco, con la Basílica de María Auxiliadora y el Museo "Casa Don Bosco".
"El tiempo que hemos pasado juntos hoy ha sido muy enriquecedor y nos ha dado una perspectiva diferente sobre la vida y la obra de Don Don Bosco. Seguramente la experiencia de cómo vivió el fundador de la comunidad salesiana permanecerá con nosotros durante mucho tiempo", testimonió por su parte otra peregrina, Marta Drążkiewicz.
Empezando un poco más cerca, los peregrinos pertenecientes a las MJS de la Inspectoría de Francia y Bélgica del Sur (FRB) parten hoy, lunes 24 de julio. Si los kilómetros a recorrer son menos, el entusiasmo no es menor. "Mi decisión de ir a la JMJ era segura. Desde el momento en que vi a mi alrededor a los jóvenes de diversos movimientos católicos que volvían de la JMJ de Polonia, supe que quería participar en esta aventura, que me parece tan enriquecedora. Para mí, participar en la JMJ es una continuación de mi camino interior, tanto en la fe como en mi vida personal. Creo que me aportará mucho como joven", afirma Noémi, belga de veinte años, que ya lleva años implicada en la JMJ.
Por su parte, Florián, francés de dieciocho años, bautizado hace apenas unas semanas y que, sin la ayuda de las iniciativas solidarias del MJS, hoy no podría ir, afirma: "A finales de 2022, asistí a un encuentro de jóvenes en la iglesia de Saint-Maurice. En un pabellón deportivo donde estábamos reunidos, vi a cerca de trescientos jóvenes de mi edad. Todos me dieron la bienvenida. Fue fantástico. Podría haberme quedado allí todo el fin de semana. Fue entonces cuando descubrí el proyecto de la Jornada Mundial de la Juventud, pero desistí porque el presupuesto era demasiado elevado... Un día, de camino al colegio, me encontré con el Padre Charles, salesiano, y me habló de nuevo de la JMJ. Como le tengo confianza, decidí reunirme con él para volver a hablar del tema. Y cuando vi el menor coste que ofrecía la red salesiana, ¡decidí participar!".
La fiesta de la fe de la JMJ, para muchos jóvenes, ya ha comenzado.
